Mons. Gustavo Carrara celebró el Jubileo de los Movimientos Eclesiales en la solemnidad de Pentecostés
En una Catedral colmada, este domingo 8 de junio el Arzobispo Gustavo Carrara celebró la Misa por la solemnidad de Pentecostés y el Jubileo de los Movimientos Eclesiales.
Concelebraron la Eucaristía, los obispos auxiliares, Mons. Jorge González y Mons. Federico Wechsung; el párroco del templo, Pbro. Hernán Remundini, junto con varios sacerdotes que acompañan diversos movimientos laicales. También participaron diáconos permanentes.
En un clima de alegría, fraternidad, unión y regocijo por la venida del Espíritu Santo, Mons. Carrara agradeció la presencia de cada uno de los movimientos y recordó: “Celebramos hoy, cincuenta días después de la Resurrección de Jesús, el gran regalo de su Pascua, el Don del Espíritu Santo. Celebramos la solemnidad de Pentecostés, y el jubileo de los movimientos eclesiales en nuestra Arquidiócesis de La Plata”.
A la luz de las lecturas, explicó: “Dicen los que saben que Paracleitos viene de dos palabras griegas: para, ‘junto a’, y kaleo, ‘llamar’. El verbo para-kaleo quiere decir llamar junto a uno, pedir ayuda. El paráclito es aquel que responde a la llamada, a nuestros anhelos más profundos, a nuestros gritos”.
“Jesús en la última cena -dijo- hizo esta promesa: ‘Yo pediré al Padre y les dará otro Paráclito, para que esté con ustedes siempre’ Y añadió: ‘No los dejaré huérfanos’. El Espíritu Santo es nuestro Paráclito. Es aquel que responde a nuestro grito, que sabe interpretarlo, y viene en nuestra ayuda”.
Nuestro pastor destacó además que “la Iglesia, también es Madre, y está llamada a escuchar los gritos de una humanidad frágil y doliente, e ir humildemente en su ayuda. Y para ello el Espíritu Santo, siempre libre de distribuir sus dones a quien quiere suscita diferentes, movimientos eclesiales. Es que el Espíritu da la palabra clave y la solución a los clamores de una época, muchas veces bajo la figura de un movimiento concreto que muestra cómo vivir el evangelio de Jesús en esa situación nueva”.

También aseguró que “en esta eucaristía estamos en comunión con el Papa León y la celebración del jubileo de los movimientos eclesiales allí en Roma”. “El Papa León nos enseña el estilo con el que tenemos que llevar adelante la pasión por evangelizar. Nos dice así: ‘La evangelización, queridos hermanos y hermanas, no es una conquista humana del mundo, sino la infinita gracia que se difunde a través de vidas transformadas por el Reino de Dios’”, continuó.
Y -recordó- en la Misa de esta mañana, León XIV afirmaba: “En Pentecostés las puertas del cenáculo se abren porque el Espíritu abre las fronteras.”
Mons. Gustavo pidió entonces que “animados por el Espíritu Santo corramos nuestras fronteras pastorales para llegar con la luz del Evangelio a los lugares de sufrimiento y dolor de nuestra Arquidiócesis, seamos paráclitos para tantos hermanos y hermanas que nos necesitan, y como reza el lema de la colecta de Caritas ‘sigamos organizando la esperanza’, especialmente entre ellos, con gestos de ternura de la madre Iglesia”.
Durante la Misa, diversos fieles se acercaron también a depositar en unas canastas los sobres destinados a la Colecta Anual de Cáritas, en la cual muchos jóvenes de diversas comunidades y movimientos colaboraron activamente recorriendo la ciudad durante todo el fin de semana.
Sobre el final de la celebración, los movimientos, asociaciones y corrientes de gracia laicales de nuestra Arquidiócesis encomendaron todo su carisma y misión a la Virgen santísima, Madre de todos, consagrándose una vez más a ella.












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