Mons. Carrara en la vigilia pascual: “Hoy celebramos la resurrección y la vida de Jesús, pero también celebramos que nosotros podemos resucitar”
Nuestro Arzobispo Gustavo Carrara presidió el viernes 19 de abril la solemne Vigilia Pascual en la Iglesia Catedral, donde numerosos fieles se acercaron a recibir la luz de Cristo y esperar la resurrección de Jesucristo.
Acompañado por el párroco del templo, Pbro. Hernán Remundini, y el Pbro. Santiago Rocca, nuestro Pastor manifestó: “Estamos en una vigilia, la vigilia de la Pascua que va del sábado al domingo de Resurrección, domingo de la Pascua. Esta es una liturgia muy rica en distintos y variados símbolos y tiene cuatro etapas, cuatro grandes momentos: la liturgia del fuego, la liturgia de la Palabra, la liturgia del agua y la liturgia del pan«.
Liturgia del fuego
Mons. Gustavo recordó que “empezábamos la celebración con la bendición del fuego nuevo, de un fuego totalmente inesperado en medio de la noche. La vida a veces es oscura y dolorosa y en el fondo de la angustia no vemos más que la noche. Por eso ese fuego nuevo representa la novedad de la resurrección y de la vida de Jesús”.
“Ese fuego nuevo que bendecimos -dijo- lo usamos después para encender este cirio pascual, que representa a Cristo resucitado, y de su luz nosotros fuimos tomando la luz. La vida triunfa sobre la muerte”.
Liturgia de la Palabra
Sobre este momento, señaló: “Recorrimos la historia de la salvación, leíamos más lecturas que las habituales de un domingo, y eran necesarias para llegar a Jesús. Dios dio a su Hijo más preciado por amor a nosotros. Una peregrinación de la esperanza hacia la resurrección”.
Liturgia del Agua
“Nosotros necesitamos del agua para vivir, tenemos sed de agua, tenemos sed de una vida nueva, una vida distinta, y la liturgia del agua, la liturgia bautismal nos recuerda que Cristo es aquel que puede colmar nuestra sed de amor, nuestra sed de vida feliz. Es Él el que puede colmar nuestros deseos más profundos», señaló.
Liturgia del Pan
“Pasamos luego a la liturgia del pan, a la Eucaristía, a ese milagro de amor de un Dios que quiere hacerse cercano, que quiere hacerse alimento nuestro. La Eucaristía es Jesús que se sigue partiendo y repartiendo por nosotros que hambreamos encontrarle un sentido a la vida. El resucitado aparece bajo la apariencia del pan, está en medio nuestro para alimentar nuestra fragilidad mientras peregrinamos en la vida”, manifestó nuestro Padre Obispo.
Sobre el final de la homilía, subrayó: “Hoy celebramos en esta larga liturgia la resurrección y la vida de Jesús, pero también celebramos que nosotros podemos resucitar. La vida es difícil y muchas veces muy luchada, hay sufrimiento, pero también la vida es linda, en la que podemos amar, reír y ser creativos. No puede acabar todo en muerte”.
“Jesús nos da la gracia de que podemos resucitar, de que podemos vivir para siempre porque tenemos un anhelo de vida. El triunfo de la vida, el triunfo del amor”, concluyó.












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