Misa por la Beata Ludovica, el Domingo 25, a las 12, en Catedral.
El Arzobispo de La Plata, Mons. Héctor Aguer, presidirá el próximo Domingo 25, en la Catedral, la Santa Misa en la memoria de la beata Sor María Ludovica de Ángelis. La celebración será a las 12; y, como todos los años, se invita a participar a toda la feligresía de la Arquidiócesis.
El prelado, en su convocatoria para la Eucaristía, llamó una vez más a los fieles para que acudan a su intercesión, «en especial, ante graves problemas de salud de los niños. Para que pronto pueda verificarse otro milagro, y podamos solicitarle al Santo Padre su canonización».
Calificó, igualmente, a la religiosa como «una gloria de la Iglesia platense… Su ejemplo debe llevarnos a más y más sacrificios, en favor de los que sufren. Y a no dejarnos vencer por las adversidades, que siempre salen a nuestro encuentro».
Asimismo, en la parroquia Beata María Ludovica de Ángelis, en 524 entre 120 y 121, fundada por Mons. Aguer, al cabo de la Misión Juvenil Arquidiocesana de 2011, en adyacencias de la bajada de la autopista Buenos Aires – La Plata, la Santa Misa se celebrará a las 10.30 del mismo día. Será presidida -según lo informado por el administrador parroquial, padre Cristian Agüero- por el Obispo auxiliar de La Plata, Mons. Nicolás Baisi.
Infatigable apóstol de la caridad
Nacida el 24 de octubre de 1880, en San Gregorio –pueblito de los Abruzzos-, Italia, la querida religiosa ingresó con las Hijas de la Misericordia, fundadas por Santa María Josefa Rossello, el 14 de noviembre de 1904. Tres años después llegó a la Argentina, y fue destinada al Hospital de Niños platense.
Infatigable y apasionada por Cristo, a quien reconocía con ardiente caridad en los niños enfermos, logró obtener salas de cirugía, salas para los pequeños yacentes, nuevas maquinarias, un edificio en Mar del Plata, para la convalecencia de los niños; una capilla (hoy parroquia Sagrado Corazón de Jesús, de City Bell), y las quintas de la zona para que sus niños tuviesen siempre alimento genuino.
Durante 54 años fue amiga y confidente; consejera y madre, guía y consuelo de cientos de personas, de toda condición social, en City Bell. Murió en La Plata, en 1962, a los 82 años. Su proceso de beatificación comenzó en 1996. Fue declarada Venerable en 2001, y fue beatificada en Roma, en 2004, por San Juan Pablo II. Sus restos descansan en la Catedral de La Plata.
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