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«En una sociedad sin religión ni moral, el Derecho no puede hacer lo imposible».

Al hablar en la jornada de actualización teológico-pastoral del clero platense, el doctor Eduardo Quintana, de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, y de la Academia del Plata, enfatizó que «cuando una sociedad licúa el matrimonio, las instituciones naturales y los compromisos perdurables; cuando esa sociedad pierde la religión y la moral, no se le puede pedir al Derecho lo imposible, lo que no puede dar. Urge, entonces, trabajar más que nunca por la educación y los modelos. Y volver a mostrar actos heroicos».
En el segundo día del anual encuentro formativo de los sacerdotes de la Arquidiócesis de La Plata, el prestigioso jurista explicó detalladamente las consecuencias de la legislación civil -incluido el nuevo Código-, que se viene cambiando desde 2003. «Se ha producido un giro de 180 grados -subrayó- en cuestiones fundamentales como la definición de persona humana, fecundación, matrimonio y familia, filiación y final de la vida humana».
Citó, por caso, que se «ha instituido el ‘divorcio exprés’. Se puede casar por la mañana, y divorciarse por la tarde. Se ha pulverizado la noción de matrimonio indisoluble. Ni se acepta que los novios puedan expresar, antes del matrimonio, que lo hacen de forma indisoluble. Nos enfrentamos, entonces, a muchos desafíos. Es hora de recuperar los medios, para formar a las nuevas generaciones en la verdadera esperanza».
Consultado por las corrientes ideológicas que subyacen en esta embestida contra el orden natural y cristiano, recordó que «ya en la década del veinte del siglo pasado, el comunista italiano Antonio Gramsci, advirtió que en el occidente cristiano no se podría imponer el comunismo por la fuerza. Debía descristianizarse la sociedad, y destruir la religión, desde la cultura. La avalancha que estamos viviendo hunde sus causas, entre otras, en esa fuente».
Este jueves 3 de septiembre concluirá la jornada formativa, con una exposición del Arzobispo de La Plata, Mons. Héctor Aguer, sobre el Año de la Misericordia. A su término, los presbíteros trabajarán por grupos.

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