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«Cinco años y un día»: mensaje de Mons. Aguer sobre la inundación del 2 de Abril de 2013.

La tragedia dio lugar a una admirable cadena de solidaridad.

 

El prelado platense, luego de una Misa, con familiares de las víctimas (Imagen de archivo).

 

Al cumplirse un nuevo aniversario de la trágica inundación del 2 de Abril de 2013, el Arzobispo de La Plata, Mons. Héctor Aguer, se refirió en un mensaje a la memoria, la reflexión y la oración. Y a las obras que se han realizado, y a las que todavía faltan.
     Este es el texto completo y oficial de sus palabras:

Cinco años y un día

         Ayer se cumplió el quinto aniversario de la terrible inundación que el 2 de abril de 2013 asoló a nuestra ciudad. Fue un día para la memoria, la reflexión y –para quienes somos creyentes-  la oración. Es probable que muchos platenses estuvieran disfrutando del largo “finde” que se ofreció esta vez. Pero hoy todos retomamos el ritmo de nuestras actividades.

         He rezado por los numerosos muertos, cuyo número aún no se conoce oficialmente con exactitud. También por sus familiares y por los que sufrieron daños en sus viviendas y perdieron recuerdos entrañables, arrasados por el diluvio.

         La región está surcada por numerosos arroyos, y el ejido urbano no estaba preparado para soportar indemne una emergencia como aquella. Es verdad que en los años más recientes se han hecho obras importantes, que continúan ejecutándose, sin embargo, todos sabemos que son necesarias muchas más, no sólo de infraestructura, sino también de estrategia, planeamiento y organización, de modo que la ciudad esté preparada para afrontar situaciones semejantes a la que sufrimos.

         La Providencia de Dios es misteriosa; cuenta con la libertad y la responsabilidad de los hombres, especialmente de aquellos que son elegidos para procurar el bien común de la sociedad, y no para satisfacer sus mezquinos intereses.

         La Plata es una ciudad creada con un designio de grandeza y esplendor. Por diversas causas, como el descuido por décadas, el crecimiento desordenado, la extensión a periferias donde falta de todo, la pérdida de una conciencia de ser depositarios de un ideal precioso, y otras causas más, seguramente, se ha ido opacando su belleza. En este día hagamos el propósito de contribuir solidariamente a cuidar y mejorar, en la medida que nos corresponde a cada uno, la casa común.

         Cinco años y un día. Dejé para hoy el mensaje porque ese día puede indicar un nuevo comienzo.

+ Héctor Aguer

Arzobispo de La Plata.

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