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Visita del Arzobispo al Astillero Río Santiago y al Intendente de Ensenada

Mons. Fernández recorriendo las instalaciones del Astillero

En la mañana de este martes 7 de agosto, el Arzobispo Víctor Fernández se dirigió, a las instalaciones del Astillero Río Santiago, ubicado en la localidad de Ensenada y se reunió con el Intendente de la   mencionada ciudad, Mario Secco.

Primeramente, Mons. Fernández celebró la eucaristía, en la que también brindó unas palabras y bendijo el lugar mediante la invocación de la figura de San Cayetano, en el día en que se le rinde culto al patrono del pan y el trabajo.

Después de la celebración, el Arzobispo recorrió el astillero, visitó los buques en construcción y conversó con el Intendente de Ensenada acerca de las obras en marcha en esa ciudad y sobre la situación social.

 

Mons. Fernández en el Astillero Río Santiago

El Arzobispo con el Intendente de Ensenada, Mario Secco

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Se adjunta el texto completo con las palabras pronunciadas por Mons. Víctor Fernández, durante la celebración religiosa:

 

                                                                                     Pedimos trabajo

 

¡Qué hermoso es ver en el Evangelio que Jesús era carpintero, un trabajador más de su pueblo! Él es uno de ustedes y entiende lo que ustedes viven cuando trabajan y producen algo con sus manos. Él está aquí entre ustedes.

En estos días hay un debate donde muchos queremos defender la vida por nacer porque es la más débil, pero también queremos defender la vida de ustedes.

Nos interesa la vida de los que no nacieron, pero también de los que ya nacieron. Hablamos de la vida después de la muerte, pero también amamos la vida antes de la muerte, la vida de ustedes.

Porque la vida está amenazada también cuando no hay trabajo, cuando se nubla el horizonte, cuando no sabés qué futuro tendrán tus hijos, cuando se destruyen las cosas por las que soñaste y luchaste.

Como los obispos anteriores, he aceptado ser padrino de este astillero, para que se escuche la voz de ustedes.

Y hoy he venido a rezar por ustedes porque es el día de San Cayetano, patrono del trabajo. Y trabajo es lo que pedimos.

Porque trabajar es una forma de vivir con dignidad, trabajar es dar lo mejor de sí mismo para producir algo bueno, para sentirse útil y fecundo, para hacer fructificar las capacidades que Dios nos dio.

Cuando Francisco habla de inclusión social no propone vivir sin trabajar, vivir de arriba, depender de subsidios, no propone la vagancia o la desidia.

Lo que reclama es esto: “una creación de fuentes de trabajo, una promoción integral de los pobres que supere el mero asistencialismo” (EG 204). Por eso dice que “los planes asistenciales, que atienden ciertas urgencias, deberían pensarse sólo como respuestas pasajeras” (EG 202).

Por esa misma razón les recuerda a los políticos que es necesario que «se siga buscando como prioridad el objetivo del acceso al trabajo por parte de todos» (LS 127).

 Y a los empresarios les dice algo semejante:

 “La actividad empresarial, que es una noble vocación orientada a producir riqueza y a mejorar el mundo para todos … sobre todo si entiende que la creación de puestos de trabajo es parte ineludible de su servicio al bien común” (LS 129).

Y repite: “El trabajo es camino de maduración, de desarrollo humano y de realización personal. En este sentido, ayudar a los pobres con dinero debe ser siempre una solución provisoria para resolver urgencias. El gran objetivo debería ser siempre permitirles una vida digna a través del trabajo” (LS 128).

Eso es lo que piden los trabajadores del astillero. Piden hacer trabajos para la defensa y la marina mercante, piden poder fabricar buques pesqueros. Y también se ofrecen para colaborar con la obra pública, porque saben hacer puentes, pasarelas, estructuras metálicas, vagones, reparaciones. Y hasta saben hacer aerogeneradores para avanzar en las energías renovables. ¡Ojalá puedan hacerlo!

No quieren ser ñoquis ni mantenidos. Quieren poder trabajar y quieren preservar esta fuente de trabajo que ha dado vida a tantas familias.

Quiero rogarle hoy a Dios que bendiga a cada uno de ustedes, que les de fuerzas para seguir adelante a pesar de todo. Que les dé paz en el corazón, que los ayude a estar unidos y que cuide a sus familias. Gracias por estar aquí.

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