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Tres Puntitos del Domingo de Pentecostés


Domingo de Pentecostés Ciclo B – 19 de mayo de 2024

Primera lectura: Hch 2,1-11

Salmo: Sal 103,1ab.24ac.29b-31.34

Segunda lectura: 1Co 12,3b-7.12-13 o bien Gal 5,16-25

Evangelio: Jn 20,19-31 o bien Jn 15,26-27; 16,12-15

         Celebramos hoy la Solemnidad de Pentecostés clausurando así el gran Tiempo Pascual que el Señor nos ha regalado en este 2024. La riqueza bíblica, litúrgica, teológica y espiritual de esta fiesta es realmente inconmensurable. Tenemos dos Misas: la Vespertina de la Vigilia y la del Día. Ambas celebraciones combinan diversos textos bíblicos fijos y otros opcionales que iluminan profundamente la gran fiesta del Espíritu Santo.

Haciendo pie en el relato de Hechos 2,1-11 presento tres breves puntos para orar sintetizados en estas tres palabras: REUNIDOS, LLENOS, LENGUAS.

1.     Todos estaban REUNIDOS en el mismo lugar

2.     Todos quedaron LLENOS del Espíritu Santo

3.     Todos comenzaron a hablar en distintas LENGUAS según el Espíritu


1.     Todos estaban REUNIDOS en el mismo lugar

Una vez más aparece en el horizonte de la Iglesia de la Pascua el tema de la comunión. Todos estaban REUNIDOS refleja el deseo sincero de querer vivir la fe en comunidad. Incluso lo vemos en el Evangelio: a pesar de estar con miedo están REUNIDOS. Esto expresa en parte la nota de sinodalidad que tiene la Iglesia como elemento esencial de su identidad. La sinodalidad, el “caminar juntos”, el “estar REUNIDOS” no es un accesorio de la Iglesia sino que es parte fundamental de su rostro. El Papa Francisco en octubre de 2015 recuerda una frase muy sugerente de San Juan Crisóstomo: Iglesia y sínodo son sinónimos. Buscar estar REUNIDOS, el estilo de sinodalidad expresa lo más genuino de la vivencia de la fe cristiana católica en una Iglesia está REUNIDA, que es comunión y participación.

¿Cómo vivo hoy la dimensión comunitaria de la fe? ¿Descubro que soy parte del proyecto de Dios en la Iglesia que es comunión y participación? ¿Busco “estar REUNIDO” con los demás hermanos para la vivencia, transmisión y compromiso de la fe? ¿Intento, desde mi propio lugar, buscar la sinodalidad en la vida de la Iglesia? Como miembro de una Iglesia sinodal, que está REUNIDA: ¿Busco cultivar la escucha, el diálogo y el discernimiento comunitario?

2.     Todos quedaron LLENOS del Espíritu Santo

En Pentecostés este “quedar LLENOS del Espíritu Santo” se manifiesta como fuerte ráfaga de viento y lenguas de fuego. Así, simbólica y a la vez realmente, el Espíritu anima, santifica y edifica a la Iglesia y a cada uno de los creyentes. Lo hace insuflando el poder de Dios y desinstalando todo lo que no es parte de su camino por el perdón de los pecados como nos lo recuerda el Evangelio. Por eso las imágenes, fuerte ráfaga de viento y lenguas de fuego, son claves para captar su accionar: limpia y purifica poderosamente, sacando de la comodidad y mediocridad ambiental: “Todos quedaron LLENOS del Espíritu Santo”. Dirá el Papa Francisco: …invoco una vez más al Espíritu Santo; le ruego que venga a renovar, a sacudir, a impulsar a la Iglesia… (EG 261). La Tercera persona de la Santísima Trinidad es fuerza arrolladora, no violenta, que viene a cambiar nuestra vida LLENÁNDONOS de su presencia que hace nuevas todas las cosas.

¿Qué realidades de mi vida hoy el Espíritu debe “hacer volar”? ¿Qué situaciones de mi existencia debe purificar con su fuego? ¿Me dejo “desinstalar” por el Espíritu Santo? ¿En qué situaciones? ¿Por su fuerza en mi corazón intento apartarme de la “mediocridad ambiental”? ¿Dejo LLENAR mi vida con la presencia del Espíritu Santo?

3.     Todos comenzaron a hablar en distintas LENGUAS según el Espíritu

Un fruto inmediato de la recepción del Espíritu en Pentecostés es la capacidad de hablar “las LENGUAS” de todas las personas para que puedan escuchar y comprender las maravillas de Dios. Se describen, con nombres muy extraños para nosotros, 17 lugares, razas y/o culturas diferentes. Hoy ocurre lo mismo. Es el Espíritu Santo el que nos faculta, no para aprender mágicamente idiomas extranjeros, sino para captar el lenguaje, “las LENGUAS” de los hermanos y así poder transmitirles efectivamente las maravillas del Señor en el contexto social y cultural de cada uno. El Espíritu es también Maestro en comunicación, en auténtico diálogo, en fecunda transmisión. La verdadera “ciencia” del Espíritu consiste en poder anunciar la Palabra de Dios a los niños, jóvenes, adultos; pobres y ricos; sanos y enfermos; mujeres y varones; más creyentes o menos creyentes; tristes y alegres; más pecadores y menos pecadores, personas que quieren la Iglesia también los que están renegados por algún motivo… Y que todos y cada uno la puedan captar desde su propia realidad, desde su propia LENGUA. El Espíritu Santo nos da la capacidad de ponernos en el lugar del otro, en la horma de sus zapatos y desde allí anunciar las maravillas de Dios.

¿Me dejo “capacitar” por el Espíritu Santo para “comunicar” a los demás las maravillas de Dios con sus “propias LENGUAS”? ¿Permito que sea mi Maestro en comunicación y diálogo? ¿Dejo que sea Él el verdadero artífice de mi tarea misionera? ¿Busco ser su fiel instrumento? ¿A quién, a quiénes de manera particular hoy me envía el Espíritu Santo? ¿Intento, por la acción del Espíritu, hacer comprender el mensaje de salvación a la humanidad según su propia sensibilidad, capacidad y situación? ¿Intento hablar las distintas LENGUAS de los hermanos de nuestros ambientes?

+Mons. Gabriel Mestre
Arzobispo de La Plata

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