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Será ordenado Subdiácono de la Iglesia ucraniana el seminarista Marcelo Klekailo.

Seminarista Marcelo Klekailo jpg

Entronización de Mons. Daniel Kozlinski, como nuevo Obispo de la Eparquía Santa María del Patrocinio de Buenos Aires -  Divina Liturgia.

El seminarista Marcelo Klekailo, que como los otros seminaristas de la Iglesia ucraniana se forma en el Seminario Mayor San José de La Plata, será ordenado Subdiácono por el Obispo de la Eparquía, Mons. Daniel Koslinzki, el próximo Domingo 27 de septiembre. La Divina Liturgia tendrá lugar en la localidad misionera de Andresito -provincia de la que es oriundo Klekailo-, con el marco del Congreso Anual de Jóvenes de la Iglesia Ucraniana.

En la Iglesia bizantina el Subdiácono es el último escalón de las llamadas “órdenes menores”, inmediatamente anterior al sagrado orden del Diaconado. El Subdiácono, como dice la oración del pontifical bizantino, es digno del servicio en la Iglesia. Al Señor le pide que lo conserve puro en todo; que le haga amar la belleza de su casa, y sea el primero ante la puerta del Santo Templo.

«Ya que quizás no todos los que quieran participar lo podrán hacer, debido a las distancias, -sostuvo, en su invitación, Klekailo- quiero proponerles participar desde la oración activa. Y ayudándome con la oración de la Liturgia, puedo sugerir rezar por todos los que nos estamos formando para ser sacerdotes, y también por los que ya lo son. Primeramente, pidiendo que su dignidad sea siempre acogida como regalo del Señor, al servicio del pueblo; y nunca por ventajas o propósitos egoístas. También para que la pureza sea llevada por todos nosotros como distintivo, no como una carga sino con la generosidad de la promesa del día de la Ordenación, de permanecer dignos y puros delante del Santo Altar. Por último, se podría agregar la intención de que seamos pastores solícitos, siempre dispuestos a llenar de la belleza de los frutos de un genuino apostolado el Templo del Señor».

Dijo, igualmente, que «todos sabemos, según nuestro propio estado, cuántos obstáculos se nos presentan en la vida para responder con fidelidad generosa a la vocación recibida. Pero el Señor es el dueño de la historia, de nuestra historia también. Con muy poco de lo que somos capaces de dar, Él lo puede multiplicar para proclamar su Verdad de Salvación. Hoy en este mundo de grandes contradicciones, el mensaje del apóstol Pablo tiene más vigor que nunca: ser “modelo para los que creen, en la conversación, en la conducta, en el amor, en la fe, en la pureza de vida” (1 Tim. 4, 12). Y sepan que a medida que se acerca el momento de recibir el ministerio apostólico, la gran responsabilidad deja sentir su peso. Agradezco entonces su acompañamiento; ya sea asistiendo para los que pueden, ya sea con este propósito espiritual».

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