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Segunda Asamblea Sinodal de La Plata

El sábado 30 de abril se celebró la Segunda Asamblea Sinodal de la Arquidiócesis de La Plata, con la catedral colmada de representantes de las distintas parroquias y agrupaciones. Se comenzó con la lectura de un trozo de Juan 15: ‘Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador… Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Así como ninguna rama puede dar fruto por sí misma, sino que tiene que permanecer en la vid, así tampoco ustedes pueden dar fruto si no permanecen en mí. Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí nada pueden hacer… Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran, y se les concederá… Así como el Padre me ha amado a mí, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor‘.  Exhortación espiritual El Arzobispo reflexionó: “Cómo insiste Jesús: permanezcan en mí. ¿Por qué será? Porque es muy fácil irse, abandonarlo. Podemos estar físicamente en la Iglesia, pero el corazón se nos va detrás de otros dioses, y nos atrapan las vanidades, los rencores, las obsesiones, los criterios y la violencia del mundo. Es muy fácil irse de su presencia santa. Y dice el Evangelio que, viendo cómo Jerusalén se separaba de él, Jesús lloró y dijo: ‘Ay Jerusalén, Jerusalén, cuántas veces quise abrazarte… pero no quisiste’. Y en realidad la mejor oración sería vivir en su presencia, cada momento, cada cosa, estar en una íntima comunicación permanente. Y adorarlo, y tener ganas de adorarlo. Es lo que desearían los enamorados, estarían a cada rato comunicados si pudieran. Con Jesús es posible, pero nos vamos, nos separamos de él. Él insiste: ‘permanezcan en mí’ Nos pide que no salgamos de ese ámbito de vida y de luz. Y nos insiste porque nos ama, y sabe bien que sólo en él encontramos paz, fortaleza, calma, orientación, ternura”. Además, Mons. Fernández dijo que “hoy no es fácil permanecer. Vivimos en el culto a lo nuevo, estamos como enfermos necesitando siempre algún cambio, todo parece provisorio y fugaz. Hoy elijo una cosa y mañana otra. Los matrimonios duran poco, los amigos se van cambiando como quien cambia de ropa. Las noticias que nos meten en el celular nos cambian el estado de ánimo a cada rato y todo pasa. Todo es fragmentado y la vida se parte en mil pedacitos sin sentido. Vamos saltando de una cosa a la otra y nada nos cautiva definitivamente”.Porque, continuó, “en realidad sólo él es estable, su amor es una roca firme. Entonces permanecé en Jesús, abrázate fuerte y no dejes que se te escape en ese río imparable y cruel de este mundo. Todo pasa pero él permanece. Es amor que no se agota, belleza que no pasa de moda, fuerza que perdura, amistad que no abandona. Permanecé en él. Y aunque te rodee un ejército permanecé en él, aunque te amenace una banda de lobos permanecé en él, aunque no veas claro permanecé en él”.  “Pero dice el Evangelio que escuchamos que permanecer es crecer hasta dar fruto. No es quedarse siempre igual. Cuando uno permanece en Cristo, unido a él, y recibe su sabia, entonces crece, crece. Recuerdan que la tercera línea pastoral de la Arquidiócesis es crecer juntos hacia la santidad”, subrayó, y remarcó que “para seguir siendo misioneros, necesitamos estar siempre aferrados a él recibiendo su vida. Es una experiencia ante todo, la experiencia de él, de su cariño, de su poder, de su presencia, y a esa experiencia hay que renovarla día tras días para nos separarnos de él”. Y al mismo tiempo, dijo, “sólo se puede permanecer en él y crecer, si comunicamos, si damos, si somos misioneros. Pero damos ante todo a partir de una experiencia que se manifiesta, que se comunica, que es inevitable compartir. La catequesis debe provocar y renovar esa experiencia, nuestras reuniones deben provocar y renovar esa experiencia, nuestras tareas apostólicas deben provocar y renovar esa experiencia”, exclamó. “Por eso hemos venido a reunirnos hoy aquí como comunidad arquidiocesana, y sabemos que esta comunión le da mayor poder a nuestra oración. Por eso hemos venido hoy a pedirle que renueve a nuestras comunidades en el fervor, en la santidad y en la fuerza misionera. Queremos más, y el Señor quiere más, y el mundo aunque no lo reconozca quiere más”, recordó. Ustedes saben que el Papa Francisco escribió Gaudete et exsultate, que es un llamado a la santidad. Allí dice: “El Señor lo pide todo… Él nos quiere santos y no espera que nos conformemos con una existencia mediocre, aguada, licuada… Cada uno por su camino. No hay que desalentarse cuando uno contempla modelos de santidad que le parecen inalcanzables… Son para estimularnos y motivarnos pero no para copiarlos… Lo que interesa es que cada uno discierna su propio camino y saque a la luz lo mejor de sí… No te desalientes porque tienes la fuerza del Espíritu Santo para que sea posible… Cada santo es un mensaje que el Espíritu Santo toma de la riqueza de Jesucristo y lo regala a su pueblo”. “Invoquemos entonces al Espíritu Santo, pidámosle que se derrame en su pueblo aquí reunido. Jesús, que se abra esa fuente de la gracia, que se abra tu pecho y se derrame en cada uno de nosotros el fuego del Espíritu. Ven manantial de vida, viento maravilloso, fuego divino, ven Padre de los pobres, ven amor infinito, ven Espíritu Santo”, pidió el Arzobispo. Pero el Papa Francisco nos recuerda que la santificación es un camino comunitario, es de dos en dos. Y de hecho la Iglesia no sólo canoniza individuos, también ha canonizado comunidades enteras: Pablo Miki y sus compañeros, Kim Taegón y sus compañeros, Roque González y compañeros, los monjes trapenses de Argelia, toda la comunidad. Así que ojalá que se pueda decir: “la santa comunidad de la parroquia del Pilar de La Plata”, “la santa comunidad de la parroquia María Reina”, “la santa comunidad de la parroquia de Pompeya”. Por eso invocamos al Espíritu Santo para que se derrame ahora allá en nuestras comunidades amadas para llenarlas de vida: “Ven Espíritu Santo, baja sobre nuestras comunidades y llénalas de tu impulso, de tu fuerza, de tu generosidad, de tu gozo. Derrámate Señor, como rocío santo, como vida pura, como alegría llena de esperanza. Ven Espíritu Santo. Amén”. El camino sinodal en la Arquidiócesis Mons. Fernández dijo que “estas Asambleas diocesanas son pasos que nos permiten ir avanzando juntos. De la asamblea anterior quedaron algunas propuestas que estamos ejecutando. Por ejemplo, se propuso que se creara un consejo pastoral de laicos que ayuden a las parroquias con propuestas. Ya lo hemos creado y ha comenzado a reunirse. También estamos conformando un pequeño equipo de pastoral familiar que se anunciará el mes que viene. También hubo una propuesta, la más repetida, que fue la de hacer en todas las parroquias dos o tres misiones anuales. Así que decidimos realizar en todas las parroquias una misión en cuaresma y otra en adviento”. “Ustedes tienen que moverse para que esto se cumpla. Yo lo recuerdo permanentemente pero hace
falta la iniciativa y la generosidad de ustedes para llevarlo a cabo. En la anterior Asamblea también se insistió en la posibilidad de hacer misiones uniéndose parroquias vecinas y decanatos con algún acto en un lugar público del barrio”, añadió. Ahora, en esta Asamblea, “hemos pedido opiniones para mejorar esas misiones y también para mejorar nuestras celebraciones. Lo que cada parroquia haya opinado lo puede poner en práctica allí, en esa parroquia. Pero ahora vamos a ver cuáles son las propuestas que más se repiten y el mes que viene les enviaré la síntesis”, recordó el arzobispo. Testimonios También dijo que “ahora vamos a recoger algunas propuestas de miembros del Consejo de pastoral. Los miembros de ese consejo son personas que tienen distintas experiencias evangelizadoras y nos pueden dar brevemente algunas sugerencias”. En ese sentido se escuchó a Soledad Taglianetti y Malena Villamil, sobre la comunicación, al matrimonio Sturlece sobre los grupos misioneros y al Matrimonio Gartxo sobre la pastoral de la escucha. Consulta práctica El Arzobispo explicó: “Les estamos obsequiando un libro que nos explica el espíritu del camino sinodal. Ahora vamos  a hacer un pequeño trabajo aquí mismo. Ustedes saben que a veces hay personas que piden que en la parroquia, en la Diócesis o en el Instituto de Teología se ofrezcan jornadas o cursos breves para formarse. Pero lo que ocurre es que no sabemos bien qué es lo que realmente les interesa a la mayoría. Por eso te pregunto: qué es lo que te interesaría a vos, a qué curso o jornada realmente asistirías. Entonces, les doy un listado de 18 temas posibles y cada uno tiene que marcar solamente 4. A ver, de estos temas cuales son los 4 que realmente desearía. Y si se hiciera un curso o jornada sobre ese tema yo seguramente asistiría”. Recordó que “esto es anónimo y tienen que ser súper sincero, si no no sirve. Hay un tema que te parecerá bien pero vos sabés que si se hace un curso sobre eso vos no irás. Entonces, hay que marcar en la hola máximo 4 temas, o menos, no más, pero que te interesen tanto que si se da ese curso vos asistirías. Allí tienen la hoja. Y debajo de todo también tenés que marcar cuándo vos podrías o preferirías que sea. Si no podrías no lo marques”.  Grandes celebraciones diocesanas Para finalizar la Asamblea, el Arzobispo explicó: “Por último, el camino sinodal, este caminar juntos, tiene que ser celebrado en comunidad diocesana. Por eso, hay 4 fechas al año donde se invita a toda la Arquidiócesis, a todas las comunidades: la primera fecha fue la Misa crismal, que ya pasó. La próxima es la peregrinación a Lujan, que es el sábado 21 de mayo, la Misa será a las 11. La siguiente será Pentecostés el sábado 2 de junio a las 16. Allí celebraré mis 60 años. Y la última será la procesión de Corpus Christi el sábado 17 de septiembre”. “Amigas y amigos, muchas gracias por participar. En los próximos días viajaré a Roma a ver al santo Padre, los tendré presentes y pediré que haga llegar su bendición”, recordó. Flores a María La conclusión fue un acto de amor a María introducido por estas palabras del Arzobispo: “Ahora cerramos con un acto de amor a la Madre, que es la que nos va a acompañar y ayudar para este camino de comunión misionera. Esta es la imagen original de la Virgen de Luján, que no se ve porque se le colocó el manto arriba, pero esta es la copia perfecta de la verdadera imagen que se quedó en Luján. A ella le traemos con todo cariño nuestras flores. Vamos a ir saliendo ordenadamente y mientras yo voy orando ustedes van pasando y dejándole las flores que han traído como gesto de amor. Queridas hermanas y hermanos, vayamos en paz”.

 

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