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Mons. Jorge González animó a toda la comunidad del Colegio Esquiú de City Bell a caminar tras las huellas del Beato

El viernes 10 de septiembre, el Obispo Auxiliar de La Plata, Mons. Jorge E. González, presidió la Eucaristía en el Colegio Esquiú de City Bell. Allí recordó que el Beato Fray Mamerto debe ser un ejemplo que anime y motive, dentro del ideario institucional-educativo, la unidad y la identidad.

En las palabras dirigidas a todos los integrantes de dicha comunidad educativa, Mons. González expresó que el día 10 de enero de 1883 el beato Mamerto Esquiú entregó su alma al cielo, pero su nombre nunca ha desaparecido. “Al contrario, su nombre se multiplica. Cada vez son más las instituciones, avenidas, calles, plazas, monumentos, departamentos, escuelas, edificios oficiales, estampillas de correos, galerías de arte, etc., que llevan su nombre”, destacó el obispo.

Seguidamente, recordó alegremente que “aquí en City Bell tenemos el primer secundario del pueblo, que lleva su nombre y lo tiene como patrón. Lo mismo que el Instituto Superior que forma maestros y maestras, que preparó a muchas de las maestras que ustedes (por los docentes actuales) tuvieron”.

Asimismo, Mons. González se preguntó e invitó a reflexionar sobre qué nos dice hoy la figura de Fray Mamerto y qué significa que la Iglesia lo haya declarado Beato.

Primeramente, el obispo señaló que Fray Mamerto “nos recuerda el llamado a la santidad” porque “no se olvidan las personas que trabajan en serio por su pueblo, que dan su vida por los demás, que como Jesús, pasan por este mundo haciendo el bien”.

También, Mons. González manifestó que el beato “nos señala el valor de la humildad y de la superación” porque “siendo niño tuvo que vivir y superar momentos muy difíciles: pobreza, enfermedades, la pérdida de sus seres más queridos a muy corta edad. Pero su fortaleza de espíritu, su confianza en sí mismo y su fe en Dios, lo hicieron vencer esas dificultades”.

Esquiú es un “ejemplo concreto para tantos de nosotros que hoy quizá nos sentimos abatidos por distintos problemas, vacíos y desorientados frente a las realidades de este tiempo que nos toca vivir”, analizó el obispo.

Además, señaló que el propio Mamerto “nos enseña, anticipadamente, lo que tanto insiste el Papa Francisco: me refiero a aquello de que ‘el todo es superior a la parte y la unidad prevalece sobre el conflicto’”.

En ese sentido, Mons. González analizó que “en estos días cuando escuchamos ‘tantas palabras’, cuando la palabra se devaluó tanto, surge espontáneamente la necesidad imperiosa de unir ‘lo que decimos con lo que hacemos’, lo que pensamos y sentimos, con lo que obramos, ‘la fe con la vida’”“Cuando con tristeza somos testigos del deterioro que provoca la división y la intolerancia, es urgente construir la comunión, trabajar por la unidad, aprender a valorar al otro”, añadió.

Y valoró que “la figura de Fray Mamerto Esquiú se agiganta, su importancia crece y hoy más que nunca necesitamos ‘estilos de vida’ distintos, necesitamos conocer e imitar vidas como la de Esquiú y además, ahora como Beato, tener su nombre en nuestros labios para rogar, por su intercesión, a nuestro Dios por nuestra querida Argentina”.

Finalmente, recordó a todos los presentes “que ustedes son del Esqui” y “caminar tras sus huellas, debe ser parte del ideario institucional que anime y motive una ‘identidad’ y un ‘espíritu’ que enriquezca la vida de los chicos y chicas durante los años de su permanencia en el colegio”.


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FOTOS: GENTILEZA DE CATEDRAL MEDIA

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