Mons. Aguer: “Hoy ni se reconoce la existencia de pecado”
El Arzobispo de La Plata, Mons. Héctor Aguer, advirtió que “en el contexto cultural en el que hoy nos movemos los cristianos, la palabra ‘pecado’ no circula; signo de que esa realidad no es reconocida, no es considerada una categoría real”. En su Mensaje Cuaresmal, que leyó en la homilía de la Misa del Miércoles de Ceniza, en la iglesia San Ramón, de Tandil, donde participa de días de formación y recreación con los seminaristas platenses, el prelado ironizó que “se acuerdan del pecado los bodegueros, y lo hacen objeto de chanza: hay un vino que se llama Pecado, y otro Lujuria. Ambos muy buenos, muy ricos, pero ¿por qué tales nombres? ¿Será una ocurrencia de marketing, o nos están tomando en solfa?”.
Agregó que “hoy causaría escándalo si uno llamara pecado a las hazañas financieras y sentimentales de la gente rica y famosa, a los robos de los políticos y las degeneraciones de algunos artistas. Pecados y pecadores han existido siempre, y no nos es lícito a nosotros excluirnos de esa miserable cofradía. Pero ahora no se llaman las cosas por su nombre…Hay algo peor al olvido del pecado, y es el aceptarlo como algo normal, y más aún considerarlo una virtud”.
Macanazos gratuitos, que hacen daño
Ejemplificó, asimismo, que “últimamente se ha creado bastante confusión en los fieles, y en el público en general, con motivo de declaraciones en relación al Sínodo Extraordinario sobre la Familia 2014 – 2015. Por ejemplo, respecto de los divorciados y vueltos a casar, un obispo francés ha dicho que ‘al comprometerse en una segunda alianza (la pareja) ha creado un vínculo tan indisoluble como el primero’. Sobre otro tema candente, un obispo belga declaró: ‘Debemos buscar en el seno de la Iglesia un reconocimiento formal de la relación que también está presente en numerosas parejas bisexuales y homosexuales’. Son macanazos gratuitos que pueden hacer mucho daño. Nosotros aguardamos confiados la Exhortación Apostólica Postsinodal que el Sumo Pontífice publicará sobre los temas discutidos en el Sínodo. Lo que está fuera de discusión es el respeto y el amor que debemos a todas las personas, sin olvidar la tercera de las obras de misericordia espirituales: corregir al que yerra. En realidad, no se puede corregir a nadie si no se lo ama, y si no se le demuestra, con mucha humildad, mucho amor”
La Cuaresma no es triste
Finalmente, apuntó que “la Cuaresma no tiene nada de triste, al contrario; es seria, pero no triste. Es un tiempo acotado que mira al futuro, a la Pascua; así aparece claramente en la liturgia eclesial. Lo que se nos dice en el momento en que recibimos la ceniza expresa la seriedad de ese gesto profundamente religioso y, después de todo, la seriedad de la vida y del compromiso cristiano… Se busca que por medio de las prácticas cuaresmales recibamos el perdón de los pecados y la vida nueva a imagen de Jesús Resucitado”.
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