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Mons. Aguer festejó sus 17 años de ministerio episcopal, en La Plata.

Mons. Aguer junto a los padres Sebastián y Cristian; recientemente ordenados por él (8 de Septiembre de 2015).

Mons. Aguer junto a los padres Sebastián y Cristian; recientemente ordenados por él (8 de Septiembre de 2015).

El Arzobispo de La Plata, Mons. Héctor Aguer, celebró este martes 8 de Septiembre, fiesta de la Natividad de la Virgen María, sus 17 años de ministerio episcopal en la Arquidiócesis. Lo hizo con una Misa que presidió en la cripta Nuestra Señora de los Dolores, de la Iglesia Catedral; en la que concelebraron -como ocurre cada año, para esta fecha- buena parte de los 42 sacerdotes por él ordenados, desde el año 2000.
En su homilía dio gracias al Señor «por todos estos años, tan intensos y llenos de desafíos». Y recordó que eligió la festividad mariana, para llegar a La Plata, «como una expresión de mi amor a la Virgen. Y, también, como una forma de profundizar en el misterio de la Virgen Niña. Ella, junto a su Hijo Jesús, el Divino Niño, nos deben hacer tomar conciencia de aquellas palabras del Señor: si no se convierten y se hacen como niños, no entrarán en el reino de los cielos (Mt 18, 3)».
Recordó, al respecto, «el valor de la infancia espiritual; de la que, por ejemplo, Santa Teresita del Niño Jesús, San Francisco de Sales y otros baluartes de la espiritualidad francesa, de los últimos siglos, dieron sobrado testimonio. Es algo que pido permanentemente. Dos veces al día rezo la Oración del Abandono, del beato Charles de Foucauld».
El prelado tuvo, asimismo, palabras de gratitud a sus hijos sacerdotes, por sus oraciones y acompañamiento. Y sus reiterados gestos de afecto y cercanía; de modo particular tras el accidente doméstico, de mayo de este año, que derivó en sus operaciones de cadera y mano izquierda.

Manchas de viejo

Consultado por la prensa sobre los apósitos que cubrían distintas partes de su rostro, Mons. Aguer bromeó diciendo que no se había «realizado un lifting ni ninguna otra cirugía estética. Me operaron de queratosis (manchas de la piel); y, por eso, la protección. Le pregunté al cirujano sobre ellas, y me dijo que comunmente se las conoce como manchas de viejo…».
Siendo obispo auxiliar de Buenos Aires, Mons. Aguer fue promovido por San Juan Pablo II como arzobispo coadjutor de La Plata, el 26 de junio de 1998. Tomó posesión de su cargo el 8 de Septiembre de ese año; y es, por sucesión, Arzobispo de La Plata, desde el 12 de junio de 2000.

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