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La Madre Harissa invitó a la Misa por todos los jóvenes que se suicidaron, en Villa Elvira; y contó la experiencia de las Hermanas.

 

Madre Harissa, ISSVM.

Madre Harissa, ISSVM.

 

Oratorio "Don Bosco", de calle 89 entre 12 y 13, de Villa Elvira.

Oratorio «Don Bosco», de calle 89 entre 12 y 13, de Villa Elvira.

 

Momento de oración frente al lugar de los hechos.

Momento de oración frente al lugar de los hechos.

 

     La Madre Harissa, provinciala del Instituto Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará (Familia del Verbo Encarnado), que integra la comunidad del Oratorio Don Bosco, calle 89 entre 12 y 13, de Villa Elvira, invitó a la Misa que celebrará el Arzobispo de La Plata, Mons. Héctor Aguer, el próximo Domingo 2 de octubre, a las 9.30, por todos los jóvenes que se suicidaron en la zona. Y agradeció a Mons. Aguer, sus obispos auxiliares, y los sacerdotes del barrio, por todo su apoyo y cercanía, en estos meses de honda prueba.
     La religiosa, al explicar cómo sucedieron los hechos, sostuvo que «el domingo 23 de agosto de 2015, cuando estábamos en Misa, escuchamos el grito desgarrador de una madre, frente a su hijo ahorcado fuera de su casa. Ese joven, de 19 años, Gustavo, desde su infancia venía al Apoyo Escolar de nuestro convento, todas las semanas. En su adolescencia cayó en la droga; y regularmente se juntaba con otros muchachos en la esquina del convento».
     Agregó que «al tiempo, sus amigos le hicieron una ermita en la esquina del convento, y se empezaron a juntar allí casi todas las noches. Al cabo de un mes, escuchamos que uno de los jóvenes de ese grupo se había suicidado; y así, sucesivamente, hasta principios de este 2016, nos enteramos  que hubo varios intentos de suicidio, y cinco muertes».
      Frente a la creciente gravedad de la situación, reveló la religiosa que «en mayo de este año comenzamos con el grupo de oración de la Divina Misericordia, una vez por mes, para rezar por los chicos de nuestro barrio. Se sumaron algunas mamás; y ese grupo empezó a juntarse todos los viernes, a las tres de la tarde, hora de la Misericordia. El padre Javier Oliva, IVE, quien nos estuvo ayudando desde principio de año en el Oratorio dominical, hasta que volvió a su misión en Paraguay, se enteró bien de la situación, y habló con Miriam, una de las mamás de nuestro grupo. Después de unos días, nos propuso hacer una novena, y consagrar nuestra villa al Sagrado Corazón de Jesús, para pedir por estos jóvenes».
«Pacto» suicida
     Agregó que «decidimos juntar firmas de la gente de nuestro barrio, para desarmar el monumento, y poner una imagen del Sagrado Corazón, en ese lugar. Nos había llegado la noticia de que los jóvenes habían realizado una especie de ‘pacto’, relacionado con la macumba; y, por eso, algunos jóvenes ‘de la lista’ se iban suicidando sucesivamente».
     Relató, en tal sentido, que «cuando empezamos a juntar firmas los chicos implicados se enteraron. Pronto corrió la noticia, en el barrio, de que vendría el Obispo, y con la bendición el sitio dejaría de ser peligroso. Los mismos padres de los chicos implicados se sumaron. El muchacho cabecilla quiso hablar con nosotras. Nos llegó, también, la noticia de que otro joven, uno de los próximos de la lista en suicidarse, esperaba y confiaba en nosotras».
    Fue así como «los chicos se empezaron a juntar afuera de nuestro convento. Un día salimos a su encuentro con la hermana Tefilh, y los saludamos a cada uno. Otro de los próximos en la lista, vino corriendo a buscar un rosario. Les preguntamos que, si les parecía, podíamos desarmar el monumento después de la bendición del Obispo. Ellos nos dijeron que sí, que nos ayudaban, y que lo iban a hacer ellos, si nosotras estábamos presente. Les dijimos que, después de la bendición, no habría nada que temer. Nos pidieron agua bendita, y les dimos un botellita a cada uno. Estaban muy agradecidos, y nos contaron que muchas veces no podían dormir. Se querían santiguar con el agua bendita; y se acordaron de cuando venían al Oratorio y al Apoyo. Se quedaron muy contentos, y con paz».
     Reveló que «antes de la bendición intentamos colgar un hermoso póster del Sagrado Corazón. Pero, esa misma noche, vino una persona psiquiátrica del barrio, y lo arrancó con un cuchillo. Preferimos no reaccionar; y esperar el día de la bendición».
Se trasformó en lugar de maldición; nadie se acercaba
     Detalló que «cuando llegó el Obispo auxiliar de La Plata, Mons. Alberto Bochatey, fuimos con todos los niños, en procesión, hasta el lugar. Nos acompañaron nuestro párroco, padre Rubén Marchioni, y el padre Daniel Quintar, IVE. Los niños del Apoyo rezaban y cantaban al Sagrado Corazón. Monseñor Bochatey realizó la bendición y el exorcismo. Fue impresionante; toda la villa se silenció, y muchos miraban desde sus casas. Ese lugar se había trasformado en lugar de maldición, y por eso nadie se acercaba».
     Concluyó que «desde ese día, dejaron de tenerle miedo a ese lugar. Y los niños y jóvenes volvieron a utilizarlo como lugar de encuentro. Ya pasaron varios meses; y, por enorme gracia de Dios, no se volvió a escuchar ningún rumor de otro suicidio. Inmensamente agradecidas a Dios, contemplamos a nuestros jóvenes con otro rostro, más tranquilos. De cualquier modo, hay muchísimo por hacer. Agradecemos, desde ya, a todos los que nos ayudan, espiritual y materialmente. Y los invitamos a que multipliquen los esfuerzos por el Evangelio de la Vida y la Familia, en nuestro barrio».
Mons. Aguer anunció más apostolados para la zona
     Mons. Aguer invitó a la feligresía a concurrir a la celebración de este Domingo. Y acompañar con sus oraciones y cercanía a las religiosas; familiares y vecinos de los jóvenes trágicamente muertos. Anunció, igualmente, que a la brevedad llegarán a la zona dos programas de trabajo apostólico, que están dando buenos frutos en la periferia platense: «Manos a la Obra», y «Proyecto Magis»; ambos protagonizados por jóvenes.
     En estos tristísimos casos de los suicidios juveniles se reunieron varias causas: la disolución familiar, la carencia de una educación auténtica; la difusión de la droga, merced a un complejo de complicidades criminales; y las supersticiones, en especial, ciertos rituales satánicos. La pobreza es múltiple, material, psicológica, cultural, espiritual; el vacío y la pérdida del sentido de la vida. La Iglesia hace todo lo que puede, con todos los recursos a su disposición; y agradece, igualmente, a quienes quieran sumarse con cualquier tipo de colaboración.
Primera imagen del Sagrado Corazón, que se colocó en el lugar.

Primera imagen del Sagrado Corazón, que se colocó en el lugar.

 

Comunidad de las Siervas del Señor y de la Virgen de Matará, de Villa Elvira.

Comunidad de las Siervas del Señor y de la Virgen de Matará, de Villa Elvira.

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