«La Beata Ludovica es una gloria de la Iglesia platense».
El Arzobispo de La Plata, Mons. Héctor Aguer, calificó a la Beata María Ludovica de Angelis como «una gloria de la Iglesia platense». Y pidió insistentemente a los fieles «que acudan a su intercesión, en especial, ante graves problemas de salud de los niños; para que pronto pueda verificarse otro milagro, y podamos solicitarle al Santo Padre su canonización».
Al presidir este 25 de febrero, en la Catedral, la Santa Misa en la conmemoración de la querida religiosa italiana, agregó el prelado que «su ejemplo debe llevarnos a más y más sacrificios, en favor de los que sufren. Y a no dejarnos vencer por las adversidades, que siempre salen a nuestro encuentro».
Por su parte, el Obispo auxiliar de La Plata, Mons. Nicolás Baisi, quien tuvo a su cargo la homilía de la celebración, destacó que «su lema, Para Dios, siempre lo mejor; para los niños, siempre lo mejor, constituye un claro y sencillo programa de vida. Ella fue todo un ejemplo de una Iglesia en salida, como hoy nos pide insistentemente el Papa Francisco. Salió de la casa de sus padres, para entrar en la vida religiosa; salió de su país, para venir a la Argentina; salió siempre del Hospital de Niños, para buscar recursos y colaboración para sus pequeños más sufrientes».
Añadió, al respecto, que «para evitar la autorreferencialidad -sobre la que también nos advierte el Papa-, jamás se quedó en sí misma. No tuvo miedo al fracaso, jamás la detuvo el qué dirán, jamás buscó su propio beneficio. Por eso el Señor la colmó de bienes, y la sostuvo en su monumental obra».
Concelebraron con Mons. Aguer, además de Mons. Baisi, varios sacerdotes platenses. Y sirvieron al altar monaguillos de la parroquia Beata María Ludovica, de 524, entre 120 y 121, del barrio de Tolosa.
Su párroco, padre Pablo Pastrone, invitó a las fiestas patronales, que se celebrarán el próximo Domingo 15 de marzo. A las 10.30 se realizará la procesión. Y, a las 11, se celebrará la Santa Misa.
Infatigable apóstol de la caridad
Nacida el 24 de octubre de 1880, en San Gregorio –pueblito de los Abruzzos-, Italia, ingresó con las Hijas de la Misericordia, fundadas por Santa María Josefa Rossello, el 14 de noviembre de 1904. Tres años después llega a la Argentina, y es destinada al Hospital de Niños platense.
Infatigable y apasionada por Cristo, a quien reconocía con ardiente caridad en los niños enfermos, logró obtener salas de cirugía, salas para los pequeños yacentes, nuevas maquinarias, un edificio en Mar del Plata, para la convalecencia de los niños; una capilla (hoy parroquia Sagrado Corazón de Jesús, de City Bell), y las quintas de la zona para que sus niños tuviesen siempre alimento genuino.
Durante 54 años fue amiga y confidente; consejera y madre, guía y consuelo de cientos de personas, de toda condición social, en City Bell. Murió en La Plata, en 1962, a los 82 años. Su proceso de beatificación comenzó en 1996. Fue declarada Venerable en 2001, y fue beatificada en Roma, en 2004, por San Juan Pablo II. Sus restos descansan en la Catedral de La Plata.
La Arquidiócesis platense, al cabo de una Misión Juvenil Arquidiocesana, erigió una parroquia en su honor en 2011. La misma se encuentra en una zona periférica, en uno de los ingresos de la ciudad.
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