Fiesta anual de la comunidad boliviana

En esta quincena, la comunidad boliviana realiza sus festejos anuales, particularmente relacionados con la Virgen de Copacabana y la Virgen de Urcupiña.

Este año, el Arzobispo ha querido acompañarlos en ambas celebraciones y es por eso que este domingo presidió la misa en presencia de la comunidad boliviana, que se congregó en la Catedral de La Plata para celebrar a Nuestra Señora de Copacabana. 

En la homilía, Mons. Fernández invitó a celebrar con alegría, pero siempre evitando toda forma de violencia y excesos que a veces empañan la belleza de la fiesta. Al mismo tiempo, retomando los textos de la Palabra de Dios, invitó a poner siempre la mirada en Cristo, «porque de esa manera el creyente nunca se siente solo ni abandonado».

Además, reflexionó que «Cristo se hizo cercano cuando nació en Belén, en un pobre establo, donde lo vemos rodeado de los sencillos pastores. Así nos invita a todos a acercarnos a él con un corazón simple, confiados en su amistad que siempre nos levanta. También lo podemos mirar en su vida pública, haciendo siempre el bien, y preguntándole al pobre ciego del camino: ¿qué quieres que haga por ti? Y lo miramos en la cruz con los brazos abiertos para salvarnos, pero también para recibirnos. Y lo contemplamos resucitado, dispuesto a compartir su vida y su fuerza con nosotros. Él lo prometió: Yo estaré siempre con ustedes». 

De esa manera, agregó, «en los momentos duros de la vida sabemos que tenemos su compañía y su poder para salir adelante, para seguir luchando, para seguir intentando. Él nos libera de la desilusión, del miedo que paraliza, de la tristeza, del decaimiento».

«Además, cuando él estaba en la cruz, le dijo al discípulo: ‘Ahí tienes a tu madre’. Jesús quiso compartir su madre con nosotros, que nos recuerda el amor que Dios nos tiene, que nos consuela, nos alienta y nos une como hermanos», expresó el arzobispo.

Finalmente, recordó que «hoy la celebramos con el rostro de Nuestra Señora de Copacanana. En sus brazos maternos dejamos nuestras familias, nuestros trabajos y todas nuestras preocupaciones».