“El centro de esta fiesta es Jesús que se manifiesta”
El jueves 5 de enero, el Arzobispo Víctor Manuel Fernández celebró la Misa de Epifanía en la Catedral, en la que además rezó un responso en unión con el Santo Padre Francisco por el eterno descanso del papa emérito Benedicto XVI. Al mismo tiempo, el arzobispo recogió algunas enseñanzas tomadas de las homilías que el Papa alemán pronunció cada año de su pontificado, precisamente el día de la Epifanía.
Monseñor Fernández recordó que esta hermosa fiesta de la Epifanía, la cual Benedicto XVI amaba especialmente, significa «manifestación”, es decir, “que el Señor Jesús se manifestó, nos mostró su hermosura. Y la mostró para atraernos a ese horno de amor que es su corazón, para atraernos a su amistad”. En esa sintonía, compartió lo que decía Benedicto XVI al respecto: “En el misterio de la Epifanía, junto a un movimiento de irradiación hacia el exterior, se manifiesta un movimiento de atracción hacia el centro. El manantial de este dinamismo es Dios, uno y trino, que atrae a todos y todo a sí. De este modo, la Persona encarnada del Verbo se presenta como principio de reconciliación y de recapitulación universal” (2006). El arzobispo subrayó que el Evangelio habla de “unos magos de Oriente” (Mt 2,1) que de hecho eran astrólogos, personas que observaban las estrellas y trataban de encontrar en ellas signos. “Dios habló el lenguaje de ellos y los atrajo a través de un signo celestial (una “estrella”). Porque este Dios que nos atrae es alguien que tomó la iniciativa, que ha salido a nuestro encuentro, que se hizo peregrino para ofrecernos su amor”, continuó. Explicó que el papa Benedicto XVI decía que la Epifanía “nos muestra a Dios que, a su vez, está en peregrinación hacia el ser humano. No existe sólo la peregrinación del hombre hacia Dios; Dios mismo se ha puesto en camino hacia nosotros. En efecto, Jesús no es sino Dios, que por decirlo así sale de sí mismo para venir al encuentro de la humanidad. Por amor se ha hecho historia en nuestra historia; por amor ha venido a traernos el germen de la vida nueva (cf. Jn 3, 3-6) y a sembrarla en los surcos de nuestra tierra” (2007). El arzobispo señaló que la actitud de los magos “nos invita a ofrendar algo, algo que salga generosamente del corazón, porque los seres humanos también estamos hechos para dar, para compartir, y no somos felices si no aprendemos a ofrendar libremente nuestra propia vida”. “El centro de esta fiesta es Jesús que se manifiesta”, destacó monseñor Fernández, quien animó a pedirle al Espíritu Santo que también “vos te dejes llevar al encuentro con Jesús para que hoy renueves tu amistad con Él, para que te detengas a agradecer de corazón porque tuviste la gracia de conocerlo. Fue una gracia, puro regalo. Hoy agradecelo con toda el alma y hacé fiesta en tu interior”. Finalmente, deseó que en esta Epifanía, “a cada de uno de ustedes Jesús le manifieste lo que más esté necesitando”.TEXTO COMPLETO DE LA HOMILÍA
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