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Con clave vocacional, comenzó la novena a la Virgen, en el Carmelo platense.

 

El Carmelo está en La Plata desde 1931.

 

Celebración presidida por Mons. Aguer en el Carmelo de 7 y 35 (Imagen de archivo).

 

Con clave vocacional, en el Año Vocacional Arquidiocesano, el monasterio Regina Martyrum y San José, de las Carmelitas Descalzas, en 7 y 35, comenzó la novena en honor de la Virgen del Carmen. Como todos los días, desde este viernes 7 de julio, el Obispo auxiliar de La Plata, Mons. Nicolás Baisi, preside la Misa conventual, de las 7.30. Por la tarde, a partir de las 16.30, se reza el Santo Rosario. Y la Misa se celebra a las 17. Cada día se encomienda a las distintas congregaciones presentes en la Arquidiócesis; y se pide, en particular, por sus vocaciones.

Este año las misas de la novena son celebradas por distintos sacerdotes de la Arquidiócesis. El Arzobispo, Mons. Héctor Aguer, presidirá la Misa el Domingo 16, a las 8.30. A su término, quedará expuesto el Santísimo Sacramento hasta la Misa de las 17; en la que se impondrá el Escapulario de la Virgen.

Sobre la vocación carmelita

Las hermanas definen al Carmelo como «un lugar de búsqueda de Dios, donde cada hermana en particular y la comunidad unida trabajan por encontrar y descubrir el rostro deseado del Esposo, a la espera de su retorno definitivo. Quizás un martirio silencioso a lo largo de toda la vida y del cual nadie tiene noticia, y a la vez una fuente de paz profunda y de una alegría que nace del corazón;  un manantial de la gracia que brota en medio del mundo, sin que nosotras sepamos adónde se dirige y sin que los hombres que la reciben sepan de dónde viene; un grito de amor a Dios en medio de la noche, y un susurro callado en el mundo, dando testimonio de que Él existe, de que se necesitan vidas quemadas solo por Él, y que la oración y la unión con Dios constituyen el don más precioso que posee la humanidad. Que el único valor definitivo, la única Verdad, la fuente de la felicidad plena y la meta a la que finalmente está convocada la historia es solamente Dios».

     Agregan que «las Carmelitas Descalzas vivimos en el convento de 7 y 35, que fue fundado en el año 1931. Desde entonces, un grupo de mujeres ha custodiado desde el silencio y la oración la vida de nuestra querida ciudad. Cada de una de nosotras dejó lo que tenía, aunque a veces no fuera mucho, y  vivimos reunidas en este lugar para rezar y pedir por los que luchan día a día en la calle, por las familias, por los niños abandonados, por los ancianos que están solos, por  los enfermos que más sufren…, y por tanta gente que no sabe que Dios existe y nos ama, y que por lo mismo es incapaz de amar y de pensar en los demás…

     «Por eso, cuando vayas por la calle a tus cosas, pensá que está Él acompañándote y mirándote con Amor…. Pero también, junto con Él, este puñadito de Hermanas… Y mientras caminás pensando que vas solo, descubrís que tenés una compañía misteriosa que ignorabas hasta ahora… Que alguien, en un rincón de la ciudad, se levanta temprano todos los días para pedir a Dios por vos y por los tuyos, por tus amigos y por los desconocidos que encontrarás en tu camino… Que cuando llega la noche y la oscuridad envuelve todo, alguien reza por si te olvidaste de hacerlo, alguien le da gracias a Dios por todo lo  que nos dio y te dio en ese día, alguien lo alaba por su bondad con sus criaturas, alguien le pide perdón por las veces que le fallamos todos… Y por tantos que no piensan nunca en hacer estas cosas…

     «Por eso terminamos estas sencillas líneas con una pregunta: ¿tiene sentido hoy la vida religiosa? ¿Tiene sentido hoy la vida en estos claustros alejados del ruido y de la celeridad de nuestra sociedad moderna?

     «Y la respuesta es: Sí, y mil veces sí, porque de lo contrario el mundo habría perdido la capacidad de amar. Esa capacidad de amar que quiso enseñarnos el Hijo de Dios cuando vino a la tierra y ‘nos amó hasta el fin’…».

     El teléfono del Carmelo es (0221) 421 – 6210.

 

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