Catequistas de nuestra Arquidiócesis reflexionaron sobre la oración como la clave de su ministerio

Alrededor de 250 catequistas de nuestra Arquidiócesis participaron el sábado 24 de agosto del Encuentro Arquidiocesano de Catequesis, que se llevó a cabo en el Instituto Terrero.

Organizado por la Junta Catequística de la Arquidiócesis de La Plata y rumbo al Jubileo 2025, el encuentro se desarrolló con el lema ‘Señor, enséñanos a orar’ y comenzó con una oración del beato Eduardo Pironio.

Seguidamente, monseñor Alberto Meroni realizó la iluminación inicial de la jornada en torno al profundo significado del lema y respecto a cómo hablar con profundidad y riqueza sobre el misterio de la oración, aspectos fundamentales en la formación de los catequistas para poder enseñar a orar dejándose mirar por Dios y aprender a mirarlo en la oración.

Luego de un breve receso, en un clima fraternidad, alegría y de un profundo compartir, los catequistas continuaron la jornada participando de los ocho talleres simultáneos que pudieron escoger previamente, todos ellos vinculados con la oración y el teatro, la palabra, la música, la iniciación de la contemplación de los niños, la Adoración Eucarística, etc.

El encuentro culminó con la celebración de la Misa de entrega de mandato catequístico a los egresados de las escuelas, que fue presidida por el Obispo Auxiliar y asesor episcopal del área de la Junta Catequística, Mons. Federico Wechsung, en la Catedral, y concelebrada por el Pbro. Gerardo Gallo, director de la misma, junto a varios sacerdotes.

En su homilía, el obispo renovó su gratitud por el servicio y ministerio fiel, generoso y discreto de cientos de catequistas que, distribuidos por todo el extenso territorio de la Arquidiócesis, por capilaridad acompañan a innumerables catecúmenos de las comunidades parroquiales, educativas, religiosas, así como en diversos grupos, instituciones, movimientos y asociaciones.

Al reflexionar sobre el lema del encuentro, destacó la oración como fundamento ineludible para sostener, dirigir y dar fecundidad a la misión, invitando a la asamblea a contemplar al Señor orante y repetir sin cansancio la misma petición de los discípulos a Jesús: ‘Señor, enséñanos a orar’.