Recomendaciones para recuperar el sentido cristiano de la Navidad.
Nacimiento en el vestíbulo de entrada del Arzobispado de La Plata.
Ante numerosas consultas, y frente a ciertas campañas publicitarias en distintos medios de comunicación, publicamos seguidamente una breve guía para recuperar el sentido cristiano y verdadero de la Navidad:
– La Navidad, después de la fiesta de Pascua es la más importante de los cristianos.
– No es fiesta de consumismo y derroche.
– No sustituir el Belén por el árbol de Navidad, ni los Reyes Magos por un Papá Noel, sin referencias religiosas.
– El único, verdadero y excluyente protagonista es el Niño Jesús; Sol que nace de lo alto.
– No sustituir el bellísimo “Feliz Navidad”, por un no comprometedor, neutro e insípido “Felices fiestas”, o un más general “Felicidades”.
– Como gestos concretos, proponerse: Compartir a Jesús con los demás. Colocar, por ejemplo, una imagen del Niño o de la Sagrada Familia, en el exterior de nuestros hogares. Vivir la Navidad en el hogar, con seres queridos. Para quienes estén solos, o deseen concurrir con sus familias, en distintas parroquias se compartirá comunitariamente la cena de Nochebuena.
– No olvidarse poner el pesebre familiar. Cuanto más hermoso mejor. Que las figuras de Papá Noel, o de botas rojas estén ausentes de nuestros hogares.
– El pan dulce debe recordar, en cada mesa, que Jesús es el pan vivo bajado del Cielo. El árbol recuerda a la Vida que nació del leño seco de la Cruz. Y Santa Claus, ciertamente, a San Nicolás de Bari; aquel Obispo que repartía regalos para los niños.
– En las reuniones familiares, no olvidarse de cantar villancicos; incluso con la ayuda de algún cedé. Rezar una oración navideña; el Padre Nuestro y el Ave María
– REGALOS: enseñarles a los niños que los regalos los traen el Niño Jesús o los Reyes Magos. No Papá Noel. ¡JESÚS ES NUESTRO MAYOR REGALO! Aprovechar los regalos para evangelizar. Por ejemplo, regalar cedés con villancicos, Biblias para niños, o vidas de santos.
– Navidad y Eucaristía: El Sagrario es el mejor y más verdadero Pesebre. Aprovechar estos días para acompañar, de rodillas, al Señor.
– Hacer una buena confesión. Y regalarle a Jesús un corazón puro; para que Él pueda hacernos hombres nuevos.
– Vivir una Navidad austera, sin borracheras ni comilonas. El derroche y el consumismo tapan el misterio religioso; y son una cachetada para los miles y miles de hermanos nuestros que están sufriendo el desempleo, la pobreza, la exclusión, la miseria y el hambre.
– Vivir unas Navidades fraternas y solidarias con los carentes. Prescindir, incluso de algo necesario, para compartirlo con quienes nada tienen. Visitar enfermos, ancianos o necesitados.
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