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«Monjas de Pipinas» celebraron Bodas de Oro y de Plata.

Madre Benedicta, superiora de la comunidad de Pipinas.

Madre Benedicta, superiora de la comunidad de Pipinas.

 

La Madre Gianna hizo sus votos perpetuos.

La Madre Gianna hizo sus votos perpetuos.

 

Religiosas Misioneras de Jesús Siervo y Víctima, popularmente conocidas como las «Monjas de Pipinas», por la labor pastoral que realizan en la Vicaría Inmaculada Concepción, de la localidad de Pipinas, celebraron aniversarios de su emisión de votos: la Madre Margarita, sus Bodas de Oro, en Perú; y la superiora de la casa, Madre Benedicta, sus Bodas de Plata, en el curso y convivencia realizados en San Rafael, Mendoza. Al mismo tiempo, la Madre Gianna, procedente de General Güemes, Salta, hizo sus votos perpetuos.

La Madre Benedicta expresó su alegría «por las cuatro religiosas que emitieron sus votos perpetuos. Y por las tres que celebramos nuestras Bodas de Plata. Igualmente, es una gran honra para nosotras contar, en nuestra comunidad, con la Madre Margarita, y sus cincuenta años de generosa entrega».

El 11 de junio de 2005, memoria de San Bernabé, apóstol, el Arzobispo de La Plata, Mons. Héctor Aguer, erigió la Vicaría Inmaculada Concepción, con jurisdicción en los poblados de Pipinas, Monte Veloz, Luján del Río, y los que se encuentren en la zona hasta el río Samborombón. Y, dada la escasez de sacerdotes, encomendó al Instituto religioso «una especial participación en la actividad pastoral, -señalaba entonces- bajo mi dirección y directa dependencia en orden a la evangelización, el anuncio de la Palabra de Dios y la catequesis; la visita de las familias y en particular de los enfermos, la celebración piadosa de la Liturgia de la Palabra y los sacramentales, promoviendo la adoración del Señor presente en la Santísima Eucaristía». Igualmente autorizó a las religiosas «a administrar el santo sacramento del Bautismo cuando no sea posible para ello disponer de la presencia de un ministro ordinario». Cuando pueden, los sacerdotes de la vecina parroquia Nuestra Señora de Lourdes, de Verónica, concurren a la Vicaría a celebrar los sacramentos.

Sacrificadas y fervorosas, las hermanas comentan entre sonrisas que «estamos más allá de las periferias. Nuestra labor comienza donde terminan los asfaltos; por eso, nos preparamos también para ir a los lugares más alejados, hasta en mulas».

 

Fundación peruana de un obispo alemán

Mons. Federico Kaiser, fundador de las Misioneras de Jesús Siervo y Víctima.

Mons. Federico Kaiser, fundador de las Misioneras de Jesús Siervo y Víctima.

 

Las Misioneras de Jesús Siervo y Víctima son un Instituto Religioso de Derecho Pontificio fundado por Mons. Federico Kaiser, en 1961, en la Prelatura Apostólica de Caravelí (Perú). Cuando en 1957 Mons. Kaiser llegó a la región andina de Caravelí, se encontró con una jurisdicción de 30.000 Km2, sin ninguna religiosa y con sólo diez sacerdotes. Por ello fundó este Instituto: para la preparación del camino al sacerdote. Sostienen las consagradas que «deseamos aliviar el abandono de nuestros fieles y mitigar su hambre de Dios, ofreciéndoles atención religiosa lo mejor que podamos. Bien sabemos que no podemos sustituir al sacerdote, pero le preparamos el camino”.

El carisma apostólico del Instituto consiste en trabajar en los lugares más alejados, abandonados y pobres, que carecen de sacerdotes residentes. Las religiosas realizan labores de enseñanza de la doctrina católica, forman catequistas, llevan los libros parroquiales, imparten religión en las escuelas, etc. Tienen facultades para administrar el bautismo, celebrar servicios religiosos (paraliturgias), administrar la Sagrada Comunión, asistir a los matrimonios, atender a los enfermos y moribundos, y realizar funerales y entierros. Este apostolado va dirigido y orientado a que por lo menos cuatro veces al año, un sacerdote pueda visitar las comunidades donde trabajan las Misioneras.

“No estamos solas, Él va con nosotras”.

En cada casa religiosa viven seis o siete Misioneras formando una comunidad fraterna, y procurando con sus vidas dar razón y respuesta de la excelencia de la vida consagrada, don de Dios. La misión la realizan durante todo el año y siempre a partir de una vida contemplativa y comunitaria, según el espíritu de su Padre Fundador: “Vivan siempre juntas y alegres”. Durante días, dada la complejidad de las comunicaciones en aquellos parajes remotos, viven fuera de casa, y tras regresar se dedican a la oración litúrgica y personal, de donde sacan nuevas fuerzas para el regreso a la misión. Ofrecen sus vidas en oblación por todos los pueblos que no tienen la presencia de un sacerdote, vida que si es preciso es ofrecida en el martirio de la fidelidad por las vocaciones sacerdotales.

El Instituto cuenta con más de 500 religiosas, presentes en Perú, Uruguay, Argentina, Bolivia, Chile y Paraguay. Su Casa General está en: Albaricoque 289. Lima 12- Perú (Tel. 00 51 1 4363193). Y, en Argentina, las direcciones son: Casilla de correo 626. 5600 San Rafael, Mendoza. Argentina (Tel. 02627 434801). Y, en Pipinas, avenida 10 entre 11 y 13 (Tel. 02221) 492-296.

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