Un deseo fraterno
Queridas amigas, queridos amigos:
Hemos atravesado un año que ni siquiera habríamos imaginado. Y, como sabemos, los más viejos no recuerdan haber vivido algo así.
Muchos quedaron en el camino, otros quedaron muy heridos,
no lo podemos olvidar y rezamos por ellos.
A nosotros se nos da otra oportunidad para construir una vida que valga la pena. Ojalá el pesebre de Navidad nos despierte una vez más el deseo de abandonar los rencores, la envidia, la tristeza, el egoísmo,
para empezar un año de mayor calidad espiritual.
Jesús nos habla de amor, es el amigo que dice: «¡Aquí estoy!».
Que él les regale una chispa de alegría, un arroyo de paz y un viento de esperanza.
¡Feliz Navidad y que empiecen un año mejor!
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