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Siguiendo la tradición, Mons. Aguer bendijo pandulces para los más pobres.

En sus palabras, el prelado platense recordó el verdadero sentido de la Navidad. 

Una iniciativa solidaria clásica en la ciudad.

 

Siguiendo una tradición que ya lleva varios años, el Arzobispo de La Plata, Mons. Héctor Aguer, bendijo este lunes 18, en la Asociación Empresaria Hotelera, Gastronómica y Pastelera de La Plata, dos mil pandulces destinados a los más pobres, de 32 parroquias periféricas, y de otras instituciones. Como es habitual, estuvieron presentes varios sacerdotes, religiosas, y los directivos de la entidad donante; entre ellos, su presidente, Claudio Nolberto Aguilar.

Como lo hizo en las anteriores ocasiones, el prelado platense agradeció esta nueva iniciativa solidaria de los empresarios del sector, e invitó «a vivir cristianamente la Navidad. El pan dulce nos debe recordar que Jesús es el pan vivo bajado del cielo. Y el que coma de este pan vivirá eternamente (Jn 6, 51)».

Lamentó, asimismo, «que se quiera remplazar a Cristo con el Papá Noel; que es un invento de una gaseosa muy popular, y que tiene sus mismos colores. Por otra parte, ¿qué tiene que ver ese personaje, en trineo y con renos, en nuestras pampas…?. Cuando yo era niño se nos enseñaba, como corresponde, que Jesús es nuestro mayor regalo… Y los regalos solo los traían los Reyes Magos; a quienes esperábamos con agua y pasto para sus camellos».

Pidió, igualmente, que «en estos días bajemos los decibeles, y promovamos más que nunca la concordia. Nuestro país tiene necesidad de paz y, particularmente en este tiempo, hay que pedirla y trabajar por ella con insistencia… ¡Que nadie esté triste cuando nace Jesús!”.

 

 

 

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