Se rezó el Vía Crucis de los Pueblos convocado por la Pastoral Social
El viernes 8 por la tarde, en el centro de la Pza. Moreno, se rezó el Vía Crucis de los Pueblos convocado por Pastoral Social de la Arquidiócesis de La Plata, que contó con la participación de laicos y laicas, religiosas, miembros del clero y representantes de las comunidades de migrantes del Paraguay, Brasil, Bolivia, Venezuela, Perú, entre otras.
Previo al inicio del Vía Crucis, el Obispo Auxiliar Mons. Jorge González, brindó unas palabras de bienvenida hacia todos los que se congregaron para participar de una jornada que invitó a preparar todo nuestro interior para vivir en plenitud la Semana Santa, pidiendo por todos aquellos hermanos y hermanas migrantes que deben abandonar su tierra en busca de un mejor mañana, en sintonía con aquellas personas que atraviesan situaciones de violencia, el desarraigo, la explotación, que son víctimas de la trata, de los conflictos armados, de la marginación y de muchos otros males.
A lo largo de cada estación, representantes de las diversas comunidades de migrantes y también de cada equipo de la Pastoral Social acompañaron y guiaron con la lectura la oración y la meditación bíblica, el camino de Cristo hacia su crucifixión, meditando cómo ese Cristo sufriente habita en todas las personas que padecen realidades tremendas e hirientes.
Luego de las dos últimas estaciones, que fueron leídas en lengua portuguesa y guaraní, Mons. González agradeció nuevamente a los presentes y recordó que “en este Vía Crucis tuvimos presente también a tantas millones de personas que por motivos de la guerra y de la violencia, especialmente en este tiempo en Ucrania, han partido dejando sus casas a nuevos horizontes”.
Y ya impartiendo la bendición final, instó a que “pidamos al Señor y a nuestra Madre consuelo de los afligidos, que los sostengan, los animen y que puedan guiar las consciencias de aquellos que tienen que tomar decisiones importantes para nuestros pueblos”. “Que el Señor nos regale la paz en nuestros corazones y en nuestras sociedades”, expresó.
En esa línea, el Arzobispo Víctor Fernández también envió un sentido mensaje a todos los que participaron de esta jornada, en el que afirmó que “este Vía Crucis es un signo de la diversidad de la Región donde vivimos, conformada por tantos inmigrantes que llegaron de distintos orígenes y siguen llegando, y de tantos grupos humanos diferentes que conviven aquí”.
Pero, recordó además, “el Cristo sufriendo recoge en sí también sus sufrimientos y sus límites, los vividos en el pasado y también los actuales. Esto implica que no hablamos solo de los migrantes, sino de aquellos que viven aquí pero no son plenamente integrados, no son cordialmente aceptados, o parece que no se les reconociera la misma dignidad de los demás”.
Finalizado el Vía Crucis, que también contó con la presencia del Padre Flavio Lauría, Secretario Ejecutivo de la Comisión Episcopal de la Pastoral de Migrantes e Itinerantes de la CEA, se celebró la Eucaristía en la Catedral. Allí, el Padre Julio Espinosa, Delegado para la Pastoral de Migrantes e Itinerantes de la Arquidiócesis, recordó que “un año más nos convoca este momento de oración tan particular, que es el rezo del Vía Crucis y que lo hacemos bajo el manto de la Virgen, en este misterio suyo de estar junto a la Cruz”.
Además, recordó que María “siempre nos está acompañando en nuestro peregrinar cristiano” como madre compasiva y misericordiosa. Ella “sigue acompañando a su hijo sufriente en sus hijos sufrientes”, dijo el Padre Espinosa, quien remarcó que “hay que entender, acompañar a los migrantes y aprender a caminar a su ritmo”.
Finalmente, el Padre Espinosa instó a que “tengamos un corazón siempre dispuesto para que nadie se sienta incómodo en nuestras comunidades, a compartir los talentos, las capacidades y los dones que el Señor ha puesto en cada una de nuestras vidas para que así, compartiéndolo, hagamos crecer esta iglesia peregrina”.
Luego, al momento de presentar los dones al altar, miembros de los equipos que forman el conjunto de la Pastoral Social de nuestra arquidiócesis, dejaron al pie del mismo una vela, símbolo de la Luz de Cristo, “que queremos que ilumine nuestras realidades sociales y nos renueve y anime nuestro compromiso de agentes de pastoral social, que trabaja contra toda indiferencia, marginalidad y descarte”, expresó Silvio Basgall, integrante de la Pastoral de Migrantes.
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