Se presentó el libro de Mons. Aguer «La educación, en clave católica».

El Arzobispo de La Plata durante su exposición.

Plano general del encuentro.

Este martes 21, en el aula magna de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Católica de La Plata, calle 57 Nº 936, entre 13 y 14, el Arzobispo de La Plata, Mons. Héctor Aguer, presentó su libro La educación, en clave católica. La obra, recientemente editada por la Universidad Católica de La Plata (UCALP), lleva un prólogo del Dr. Pedro Luis Barcia, expresidente de la Academia Argentina de Letras, y de la Academia Nacional de Educación. Participaron del encuentro el rector de la UCALP, Dr. Hernán Mathieu, autoridades académicas, docentes y estudiantes, entre otros.

Mons. Aguer, en su exposición, prolongó la temática abordada en el libro, para referirse a la necesidad de que la escuela católica asuma con decisión la imprescindible creatividad pedagógica. Y afronte, con libertad, los desafíos que plantea la cultura preponderante en la sociedad actual.

    En el prólogo, el Dr. Barcia señala que el libro subraya “algo que hemos verificado en la letra de leyes y disposiciones educativas argentinas: se soslaya, se elude y se omite la referencia a la formación de la persona, privilegiando la del ciudadano como prevalente. Ya Platón marcaba que el objeto de la educación es el hombre virtuoso; materia básica para lograr de él un buen ciudadano”.

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Educación es formación integral

     En la contratapa de la obra se destaca que «la educación merece este nombre cuando intenta la formación integral de la persona, es decir el desarrollo de todas sus dimensiones: intelectual, afectiva, corpórea, relacional y social, y singularmente la dimensión religiosa.

     «En esta obra el autor se remite a la tradición clásica como base de la formación cristiana que se intenta impartir y lograr en las escuelas fundadas y conducidas por la Iglesia. El daño inferido por el laicismo a la educación argentina, se redobla hoy por las posibilidades de penetración, aun en el ámbito de la escuela católica, de la cultura vigente impregnada por la ideología constructivista y por la incomprensión oficial del auténtico sentido de la libertad de enseñanza.

     «Nuestras escuelas no solo ofrecen la posibilidad real de una instrucción completa, sino también y sobre todo, la difusión de los valores que hacen buena a la persona y capaz de su inserción en la vida social según principios objetivos e inalterables de justicia y solidaridad. En realidad, estos valores solo pueden de hecho ser asegurados por la fe y la gracia de Dios. Si la ‘modernización’ y una pretendida ‘revolución educativa’ prescinden del cultivo de la dimensión religiosa, propia de la naturaleza humana, los males ancestrales del laicismo escolar retornarán agravados por la aplicación discriminatoria de la ‘teoría de género’, el subjetivismo narcicista y una ficticia politización. En la restauración integral de la educación argentina según el orden natural y cristiano reside la posibilidad de un futuro mejor que se abra a las múltiples necesidades, expresadas dramática y aún trágicamente por las jóvenes generaciones».