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Se celebró la Misa de la Cena del Señor

                             

 

 

 

 

 

 

 

El párroco de la Iglesia Catedral, Pbro. Jorge González presidió el jueves 18 la Santa Misa de la Cena del Señor, en la que recordó desde un sentir profundo cómo fue aquella noche en la que Jesús instituyó la Eucaristía.

Luego de la Misa Crismal, el inicio del Triduo Pascual comienza con aquella última cena de Jesús, como uno de los episodios que conforman la Pasión de Cristo. Es por ello que el Padre Jorge González reflexionó sobre la importancia en estos días de Pascua, en la que “queremos que el Señor pueda pasar con fuerza, con poder, en medio de nosotros”.

Asimismo, rememoró que “la celebración de esta noche (por el jueves Santo), en la institución de la Eucaristía, es una noche de intimidad que nos revela los sentimientos más profundos del corazón de Jesús”.

Recordando aquella ‘Última Cena’ como aquel rito que tuvo una intención salvadora hacia el Pueblo, el Pbro. González meditó que “Dios pasó y sigue pasando y se sigue mostrando como un Dios que libera, que salva y por eso para nosotros en estos días tenemos que aprender a descubrir de dónde el señor nos quiere salvar, de qué esclavitudes el Señor nos quiere liberar”.

“La Pascua era el memorial del paso liberador de Dios”, aseguró el padre Jorge González, quien ante la comunidad presente invitó a analizar a la Eucaristía celebrada por la unidad cristiana, como un “gran anuncio que tiene que renovar nuestros corazones, como ese anuncio en el que la muerte ha sido vencida en Jesucristo y que Jesús es el Señor de la vida”.

 

 

“En esta cena, Jesús le imprime un sentido nuevo a sus discípulos y también lo quiere hacer con cada uno de nosotros, sobre todo la implicancia que tiene un rito en la vida del creyente”, reflexionó González. Además, explicó que “no se trata simplemente de celebrar la Eucaristía como un rito ajeno a nosotros, sino de prolongar en una vida eucarística la eucaristía que nosotros celebramos hoy y cada domingo en la pascua semanal y esto implica que nuestra vida pase por la experiencia que pasó Jesús”.

 

 

 

 

 

 

 

El Padre Jorge instó a visualizar cómo “Jesús nos enseña en la noche de la Última Cena que toda ocasión es una ocasión para amar”. “Muchas veces no vivimos así y hay ocasiones en nuestras vidas que nos ponen en crisis y hacen que no surja el amor, al contrario, surja el odio, la venganza y el rencor, en donde también en diversas ocasiones nos auto justificamos frente al camino del amor”, analizó.

En tanto, el párroco de la Catedral se refirió los gestos y la palabra de Jesús en la Última Cena como aquellos que son “profundamente evangelizadores”. Y, seguidamente, recordó otro de los gestos significativos de Jesús como fue el lavatorio de los pies.

Rememorando aquella oportunidad en la cual Jesús lavó los pies de los 12 apóstoles, el Padre González dijo que “debemos abajarnos y vaciarnos a nosotros mismos, abandonar todo aquello que nos impide encontrarnos con nuestra propia fragilidad y experimentar la comunión con el otro”. “Jesús  se abajó y se sacó sus vestiduras para lavar los pies y fue Jesús quien grabó con sus discípulos la experiencia del amor”, manifestó.

En ese sentido, el Padre Jorge, recordó como Jesús le pidió a sus discípulos que hicieran lo mismo y que ese ‘Hagan lo mismo’, “no es repetir un gesto de bondad, sino es ingresar en el misterio de Dios, haciéndonos uno con Jesús en la experiencia del amor que compromete, transforma y anima”. “Nos encontramos realmente con el otro cuando abandonamos tantas barreras interiores que nos impiden mostrarnos como realmente somos”, expresó el párroco Jorge González.

Luego de la reflexión, el padre lavó los pies de algunas personas de la comunidad para imitar desde lo profundo el gesto que Jesús había tenido con sus discípulos. Posteriormente, en procesión, el padre Jorge con sus vicarios, seminaristas y los fieles, se trasladaron hacia el Camarin de la Virgen de los Dolores, detrás del altar, ante el Monumento de Pascua.

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