Por la santificación y la sed de Dios
El lunes 19 el Arzobispo celebró la Misa por la santificación de toda la Arquidiócesis y pidiendo al Espíritu Santo que despierte una renovada sed de Dios en todos los fieles.
Lo hizo en la Parroquia de la «Medalla Milagrosa» de La Plata, concelebrada por el párroco, Néstor Sestakauskas.
Allí retomó a la invitación del Evangelio: «acumulen tesoros en el cielo», para referirse a la necesidad de ampliar la mirada y no dejarse encerrar por las circunstancias, porque el Espíritu Santo es capaz de abrir caminos preciosos en medio de cualquier contexto, aun en la dura situación de este año.
De hecho, San Juan de la Cruz escribió el Cántico Espiritual, una cumbre de la mística cristiana, unos meses que lo tuvieron encerrado en un pequeño cuarto sucio e incómodo. Es verdad, el Espíritu Santo puede producir tesoros celestiales en medio de cualquier cosa que nos toque vivir, si le permitimos actuar. Él puede hacer maravillas en cualquier circunstancia.
Por otra parte, en medio de una intensa lluvia, el Arzobispo recordó que el Espíritu Santo en la Biblia suele ser presentado como agua que apaga nuestra sed. El problema es cuando dejamos que las circunstancias de la vida nos encierren, nos limiten, nos cierren las perspectivas, y entonces también se va apagando la sed de Dios, y cuando ya no hay sed no nos queda nada.
Por esta razón en la bendición final se detuvo a pedir que el Espíritu Santo derrame una honda sed de Dios, sed de más, sed de Evangelio, sed de amor infinito y de entrega total.
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