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Patronales de Lourdes, a 160 años de la aparición de la Virgen a Santa Bernardita.

Con el marco del 160º aniversario de la aparición de la Santísima Virgen a Santa Bernardita, y con el lema Hagan todo lo que Él les diga (Jn 2, 5), dará comienzo el próximo viernes 2 de febrero la novena de Nuestra Señora de Lourdes, en 38 Nº 1247, esquina 20, de La Plata. Todos los días se rezará el Santo Rosario, a las 19.15, y a continuación será la novena. Las misas serán a las 20.

El 2 de febrero, primer día de la novena, fiesta de la Presentación del Señor – Nuestra Señora de la Candelaria, presidirá la Misa el padre Américo Aguirre. El lema será En Lourdes resplandece la Luz; se bendecirán las velas, y se rezará por los que no conocen a Jesús.

El Domingo 11, fiesta de la Virgen de Lourdes, se escucharán confesiones de 10 a 12, y de 17 a 20. Los horarios de misas serán los siguientes:

– 8.30: preside Mons. Ángel D’ Auro.

– 11: con unción de los enfermos al finalizar. Preside Mons. Rodolfo O’ Neill.

– 20: preside el párroco, padre Gerardo Gallo. Luego será la procesión con la imagen de Nuestra Madre por las calles del barrio. Desde las 9.30 habrá animación, rosarios, oración y cantos en la gruta. Para la procesión se solicita llevar velas.

El padre Gallo, al presentar a la feligresía el programa de las patronales, destacó que «la Santísima Virgen quiso mostrar su particular cercanía a una niña pobre, sencilla, olvidada. Hace 160 años la aparición de María a Santa Bernardita trajo a toda la Iglesia una incesante fuente de gracia y bendición».

Agregó que, desde entonces, enfermos, afligidos, atribulados, sufrientes en el cuerpo y en el espíritu pero también tantos hijos agradecidos, se acercan a la gruta y su santuario para encontrar a la Madre que nos acoge en su regazo materno… Aquí, entre nosotros, la misma experiencia de fe la vivimos los que, a lo largo del año, nos acercamos y nos quedamos mirándola en silencio, abriendo nuestro corazón a Ella, y pidiéndole nos ayude en todas las circunstancias de nuestra vida. Como siempre, María no hace otra cosa sino llevarnos a la fuente de toda gracia, que es su Hijo Jesús. Ella nos pone en sus manos y le pide por nosotros, que muchas veces nos hemos quedado sin el vino de la alegría. Como en Caná de Galilea, ahora también está atenta a nuestra vida, y para que experimentemos el Amor de su Hijo que trasforma radicalmente nuestra vida, nos insiste como a aquellos jóvenes en la boda, Hagan lo que Él les diga«.

Concluyó pidiendo que «al acercarnos en estos días de la novena y de la fiesta patronal, podamos renovar nuestra fe. Y nos dejemos guiar por su amor de Madre, para cumplir la voluntad de su Hijo, que quiere derramar su presencia entre nosotros».

 

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