Mons. Mestre presidió en Luján la primera fiesta litúrgica del beato Pironio
El Arzobispo de La Plata y presidente de la Comisión Episcopal de Catequesis y Pastoral Bíblica de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor Gabriel Mestre presidió este domingo 4 de febrero en el santuario de Nuestra Señora de Luján la fiesta litúrgica del beato Eduardo Pironio, celebración que fue organizada por el Consejo Nacional de Acción Católica (ACA) y el Instituto Nacional de Formación en Pastoral de Juventud Cardenal Pironio.
Concelebraron la Eucaristía, el obispo de San Isidro y presidente del Episcopado monseñor Oscar Ojea; el obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Marcelo Margni, el obispo auxiliar de La Plata, monseñor Jorge González; junto con algunos sacerdotes. Participaron también religiosos, religiosas, consagrados y consagradas, y numerosos fieles que se congregaron desde diversos puntos para compartir la Eucaristía.
A luz de los textos de la Palabra y teniendo como horizonte el testimonio de vida del cardenal Pironio, Mons. Mestre propuso tres impulsos para “dejarnos interpelar por Dios en esta celebración: Orando, Predicar, Mano«.
“Allí estuvo orando…”
Allí, en la oración, el mismo Jesús descubre la voluntad del Padre Dios. A ejemplo y con la gracia del Maestro, nosotros también debemos orar en medio de las tensiones y tironeos de nuestra vida. Esta es la oración auténtica, la oración que ilumina el verdadero discernimiento cristiano.
“Vayamos a predicar…”
La Iglesia es evangelizadora por esencia. Es parte de su identidad más profunda. Esa Iglesia somos todos y cada uno de los bautizados y, como el Papa Francisco nos insiste, debemos salir de nosotros mismos e ir al encuentro de las periferias geográficas y existenciales que necesitan y están esperando, lo sepan o no, que se les anuncie la Palabra de Salvación por medio de la predicación.
“Se acercó la tomó de la mano y la hizo levantar…”
El Señor con su mano hoy nos toma de la mano para hacernos levantar de esas situaciones que nos pueden tener tirados, sin esperanzas, bajoneados o paralizados. La vida sacramental, la vida de comunidad en la Iglesia es hoy la mano de Jesús que nos hace levantar para caminar en esperanza teologal.
Finalmente, agradeció al Consejo Nacional de la ACA y al Instituto Pironio de la Pastoral Juvenil Nacional esta invitación y por el compromiso de “dar a conocer el testimonio de vida de nuestro querido beato Eduardo Pironio, sabiendo que en el corazón de Pironio siempre estuvieron los consagrados y los sacerdotes, también, y de forma eminente los laicos, y especialmente los jóvenes, fueron su preocupación y su corona a lo largo de su vida tanto en La Plata, como en el CELAM, en Mar del Plata y en su servicio a la Iglesia Universal desde la Santa Sede”.
Luego de la bendición final que impartió con la reliquia del beato y junto a los obispos presentes, se rezó una oración final en la tumba donde descansan los restos del cardenal.
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