Mons. Mestre inició su ministerio como Arzobispo de La Plata: «Quiero ser un pastor que busque escuchar y dialogar»
Junto con Mons. Miroslaw Adamczyk, quien puso en posesión al nuevo arzobispo; concelebraron la misa los obispos auxiliares, miembros del clero diocesano, un grupo de sacerdotes de Mar del Plata y obispos de otras diócesis.
Participaron también de la ceremonia, el gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Áxel Kicillof; el intendente de La Plata, Julio Garro; de Berisso, Fabián Cagliardi, y de Ensenada, Mario Secco; entre otras autoridades civiles, locales y provinciales, religiosos, religiosas, colegios de la arquidiócesis, autoridades de las fuerzas de seguridad y de entidades académicas, diplomáticas, representantes de diversos credos, grupos Scouts, entre otras organizaciones e instituciones varias.
En sus primeras palabras como pastor de la comunidad arquidiocesana y a la luz de los textos bíblicos pronunciados, Mons. Mestre compartió tres pensamientos sintetizados en tres verbos: AMAR, CONOCER, ENTREGAR.
AMAR al Señor
Con respecto al primer verbo, resaltó: “Hoy comienzo mi servicio como pastor de la arquidiócesis y al comenzar mi servicio como pastor les pido que oren cada día para que este arzobispo busque siempre por sobre todas las cosas amar a Jesús, que pueda responder así al amor gratuito que he recibido del Señor. Todo lo demás vendrá por añadidura y se desprenderá de la primacía del amor a Dios”.
Mons. Mestre aseguró que “como pastor, enamorado de Cristo, asumo la rica tradición de vivencia, transmisión y compromiso de la fe de la Iglesia desde el inicio. En este tiempo, la asumo y la asumimos, desde el magisterio que nos regala el querido Papa Francisco actualizado en la Arquidiócesis en las Líneas Pastorales 2018-2023, reafirmadas y bellamente enriquecidas en la Carta Pastoral que Mons. Víctor Manuel Fernández les regaló a finales del año pasado: Año de lasantidad para crecer juntos”.
“Desde hoy sueño con poder profundizar juntos nuestro amor por Jesús, caminando como comunidad arquidiocesana para transmitir la Buena Noticia del Señor a todos nuestros hermanos”.
CONOCER la Arquidiócesis
El nuevo arzobispo reconoció que, a diferencia de su diócesis natal de Mar del Plata, aquí en La Plata “tengo como primer paso el gran desafío de conocer en profundidad la Iglesia y la comunidad civil que, en estos cinco partidos de la Provincia de Buenos Aires debo servir como padre y pastor”.
Sin embargo, dijo, “sería injusto decir que no conozco nada. Los ocho años de seminario aquí en la Arquidiócesis y la vinculación que estas dos iglesias hermanas, Mar del Plata y La Plata, siempre han tenido, me permiten afirmar que ‘algo’ conozco y algunas de las decisiones más importantes de mi vida las he tomado aquí”.
Pero, aseguró, “a pesar de todo esto, y por el tiempo que ha pasado, hoy se me impone el verbo conocer y en clave sinodal conocer implica escuchar y dialogar”. “Para conocer buscaré de corazón escuchar y dialogar con todas y todos. ¡Quiero conocer el latido del corazón de la comunidad arquidiocesana en todas sus expresiones, las realidades más visibles y por sobre todas las cosas lo que por diversos motivos no está visibilizado! Por eso, pido la fuerza del Espíritu Santo para ser un pastor que busque escuchar y dialogar para así conocer al Pueblo que el Señor me pide apacentar”, manifestó.
Y señaló: “Desde hoy, sueño con poder conocernos cada día más, para ser una iglesia arquidiocesana capaz de escuchar, dialogar y discernir para que, con la asistencia del Espíritu, comuniquemos a todas las personas la alegría del Evangelio”.
ENTREGAR mi vida y mi tiempo
En el último de los verbos compartidos en la homilía, resaltó: “En mi humana debilidad quiero, por sobre todas las cosas, entregarles mi vida como siervo de Dios. Quiero entregar mi vida buscando hacer presente el lema episcopal que el Señor me inspiró y que hoy compartimos en la segunda lectura: ‘Cristo es nuestra paz’ (Ef 2,14)».
«Entrego mi vida para que la paz de Cristo pueda reinar en la vida de todas las personas. Entrego mi vida para ser instrumento y artesano de la paz en la Arquidiócesis; a los queridos presbíteros, diáconos y seminaristas, a las consagradas y los consagrados con sus obras evangelizadoras, a cada comunidad, parroquia, escuela, movimientos o instituciones, a los jóvenes y los más pobres, los descartados y marginados, para animar en la unidad a los diversos carismas y servicios de la Iglesia Arquidiocesana, para trabajar por la dignidad de las personas en el trabajo, la educación, el desarrollo y la promoción humana integral, para fortalecer la democracia y cultivar la memoria activa que nos haga rechazar cualquier tipo de dictadura que no respete los derechos humanos fundamentales», exclamó.
Y añadió: “Con gusto caminaré con las demás confesiones cristianas, judíos y otras religiones para defender la vida y cuidar la Casa Común. Entrego mi vida al Señor buscando con todos los sectores políticos una Patria más justa y más fraterna en el camino del bien común y la justicia social. Superando toda grieta, quiero animar a transitar los caminos de la cultura del encuentro y la amistad social que nos pide el Papa Francisco».
Finalmente, encomendó su ministerio episcopal a la Inmaculada, la Purísima y San Ponciano «para que pueda ser para todas las personas padre, hermano y amigo». «Por intercesión de Sor Ludovica pido al Señor ser un pastor con corazón de madre, líder y audaz para una Iglesia Particular de La Plata que tenga un corazón de madre, sea líder en la transmisión del Evangelio y viva la audacia propia de los santos», concluyó.
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