Mons. Gustavo Carrara inició su ministerio pastoral como Arzobispo de La Plata
“Que el Espíritu me inspire los caminos para que podamos compartir con los pobres la alegría del Evangelio”
Este sábado 28 de diciembre se produjo la apertura del Año Jubilar en la Arquidiócesis de La Plata y el inicio del ministerio pastoral de Mons. Gustavo Oscar Carrara como Arzobispo.
Los ritos de la celebración comenzaron en el santuario de María y todos los Santos (Basílica San Ponciano). Allí, el Nuncio Apostólico, Mons. Miroslaw Adamczyk, bendijo la cruz del Jubileo y luego se inició la procesión hacia Catedral. Previamente, Mons. Carrara saludó en las escalinatas de la Basílica al Gobernador bonaerense, Áxel Kicillof,
Acompañaron la procesión sacerdotes del clero arquidiocesano y también de otras jurisdicciones, los Hogares de Cristo, de Cáritas, y una multitud de fieles llegados desde diversos puntos de la ciudad y desde la provincia bonaerense, que colmaron las calles y luego la Catedral.
Una vez llegados al templo, inició la Misa Solemne en la que se dio lectura a las letras apostólicas y el Nuncio entregó el báculo al nuevo pastor. La Eucaristía fue concelebrada por los obispos auxiliares, Mons. Alberto Bochatey OSA, Mons. Jorge González y Mons. Federico Wechsung; el Arzobispo de Buenos Aires, Mons. Jorge García Cuerva; el Arzobispo de Bahía Blanca, Mons. Carlos Azpiroz Costa OP, y un grupo numeroso de obispos de otras diócesis.
Participaron también los intentendes de La Plata, Julio Alak; y su Jefe de Gabinete, Carlos Bonicatto; el intendente de Ensenada, Mario Secco; de Berisso, Fabián Cagliardi; de Magdalena, Lisandro Hourcade; entre otras autoridades provinciales, municipales y académicas, religiosos y religiosas.
Luego de las lecturas, Mons. Carrara agradeció la acogida y bienvenida por parte de todo el pueblo de Dios y recordó en la homilía que «iniciamos esta celebración con una peregrinación que la llamamos Peregrinación de la Esperanza y con ella damos comienzo al Jubileo en la Arquidiócesis de La Plata”.
“El Jubileo -continuó- se celebra cada 25 años y es una invitación hermosa para asombrarnos y agradecer por el misterio de la Encarnación. Hace 2025 años, Dios se hizo hombre por amor a cada uno de nosotros y donde hay amor hay lugar para la esperanza”.
Y señaló: “Hoy muchos de ustedes vienen a conocer al nuevo arzobispo, muchos vienen de lejos para acompañarme y expresarme su cercanía. Les agradezco de corazón a todos y a cada uno. Ahora bien, recen por mí para que no me la crea y pueda anunciar que Jesús es nuestra esperanza. Peregrinamos juntos; la vida es como una peregrinación y necesitamos redescubrirnos como peregrinos de la esperanza. Por eso miramos nuevamente a Jesús”.
“El Jubileo que empezamos nos recuerda que Jesús es el único importante y que mi misión como obispo es semejante a la de Juan Bautista: ayudar a provocar el encuentro del pueblo con Jesús. La misión es mostrarlo a Él, señalarlo e invitar a seguirlo. La misión del Bautista y, en cierto modo, la mía como Obispo se resume en una frase: “Es preciso que Él crezca y que yo disminuya” (Jn 3,30), manifestó.
Mons. Carrara afirmó: “Somos un pueblo en camino y todo el pueblo de Dios está llamado a anunciar la alegría del Evangelio: como bautizados somos corresponsables de hacerlo y para que esto sea verdaderamente posible necesitamos crecer en sinodalidad, es decir, en el caminar juntos, sin excluir a nadie”.
“En este año jubilar -aseguró- como peregrinos de la esperanza, con los ojos abiertos, busquemos discernir los signos de los tiempos que contienen el anhelo del corazón humano, necesitado de la presencia salvífica de Dios y ayudemos a transformarlos en signos de esperanza, asumiendo cada uno la responsabilidad en primera persona”.
En otro de los pasajes que destacó en su prédica, recordó que “nuestra Arquidiócesis comprende los partidos de La Plata, Berisso, Ensenada, Magdalena y Punta Indio. Estamos llamados a discernir, ‘a la luz del Evangelio y de la experiencia humana’, cuáles son los signos de nuestros tiempos que más necesitan ser transformados en signos de esperanza”.
“Para ello, por mi parte tengo que escuchar mucho, para ir luego haciendo mi aporte como pastor. Esto me entusiasma porque el camino sinodal empieza escuchándonos desde el corazón unos a otros, para ponernos juntos a la escucha del Espíritu Santo, el Espíritu que enciende la esperanza. Él nos impulsará a no quedarnos quietos, a no dejar que se estanque y se corrompa el agua de nuestro bautismo y a ser sembradores de esperanza, en el camino, al estilo de Jesús”, aseveró.
Y finalizó: “Agradezco mucho por todo lo que rezaron por mí en este tiempo y les pido por favor que no aflojen, para que el Espíritu me inspire los caminos para que podamos compartir con los pobres la alegría del Evangelio”.
Sobre el final de la celebración, el Arzobispo impartió la bendición apostólica con indulgencia plenaria.
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