Mons. Diamante Ángel D’ Auro está celebrando sus 60 años de Sacerdocio.
Mons. Diamante Ángel D’ Auro, Canónigo Honorario del Cabildo de la Catedral de La Plata, y durante varios años párroco de Santa María Magdalena, en la localidad homónima, está celebrando sus 60 años de Sacerdocio. Tras ser agasajado en Lezama, su pueblo natal, en la diócesis de Chascomús, oficiará la Santa Misa de acción de gracias, el próximo sábado 5, a las 12, en la basílica San Ponciano, calle 5 Nº 776, de La Plata.
Nacido el 10 de octubre de 1930, ingresó a la vida religiosa en la Congregación de los Padres del Sagrado Corazón de Jesús de Betharram (Padres Bayoneses). Fue ordenado Sacerdote el 4 de diciembre de 1955, en Adrogué; y se doctoró en Sagrada Teología.
En su congregación fue profesor, prefecto de disciplina y director espiritual. Incardinado en la Arquidiócesis de La Plata, en 1969, fue varias veces párroco, en la capital bonaerense. Actuó, también, como director espiritual del Seminario Mayor San José de La Plata.
Fue Capellán Mayor de Hospitales de la provincia de Buenos Aires. Y cursó en Roma la Licenciatura en Pastoral Sanitaria por el Instituto Camillianum.
Se desempeñó durante un par de años en la diócesis de Chascomús. Y, a su regreso a La Plata, en 1996, fue párroco en Santa María Magdalena. Por su iniciativa, San Juan Pablo II, declaró a Magdalena como «Ciudad de la Misericordia».
Fue miembro del Consejo Presbiteral de la Arquidiócesis de La Plata. Y desde el 16 de julio de 2001 es Canónigo Honorario.
El 21 de noviembre, en la solemnidad de Cristo Rey, patrono de Lezama, Mons. D’Auro concelebró en la parroquia de su pueblo, con el Obispo de Chascomús, Mons. Carlos Malfa. Al agradecer la palabras del prelado diocesano, Mons. D’ Auro dijo que «a lo largo de estos 60 años nunca dejé de ayudarlos con mi humilde ministerio sacerdotal. Sobre todo en los largos años del padre Mario, al que tantas veces ayudé. De verdad es una alegría inmensa, gracias por la oración de ustedes».
Aseguró, también, «estar muy emocionado. Esta es la iglesia de mi Primera Comunión, de mi primera Misa acá en Lezama, de mis Bodas de Oro y, ahora, de mis Bodas de Diamante. Miren qué cosa: Dios me permite celebrar las bodas de mi nombre, porque yo me llamo Diamante Ángel D’Auro, igual que mi papá».
Recordó, igualmente, que estuvo «dos años en la diócesis de Chascomús, donde creo que me quisieron bastante. Atendí en la capillita de San José Obrero, con Monseñor Montes; y guardo de allí los mejores recuerdos».
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