Mons. Carrara en la Misa Crismal: “Fuimos ungidos con misericordia para ungir con misericordia”
El miércoles 16 de abril, en una Iglesia Catedral colmada de fieles de todas las comunidades y movimientos de la Arquidiócesis, religiosos y religiosas, laicos consagrados, de colegios y de diversos ámbitos pastorales, el Arzobispo Gustavo Carrara celebró la Misa Crismal, que fue concelebrada por los obispos auxiliares, Mons. Alberto Bochatey OSA, Mons. Jorge González y Mons. Federico Wechsung, junto con todo el clero, que renovó sus promesas.
En la alegría del Evangelio y teniendo presente el sentido y los signos de esta celebración, Mons. Carrara manifestó: “Es una alegría ver a tanto pueblo fiel de Dios acompañando a sus sacerdotes, a los diáconos, y acompañando y rezando también por nosotros, los obispos. Estamos transitando un Año Jubilar como peregrinos de la esperanza. Celebramos en esta Misa Crismal el Jubileo de los sacerdotes y diáconos de esta Arquidiócesis, agradecemos el don de su vocación y rezamos por ellos”.
Dirigiéndose a los sacerdotes y diáconos, les recordó que “hoy hacemos memoria que, como Jesús, hemos sido ungidos y consagrados para ungir a su pueblo. Somos sacerdotes y diáconos, somos hombres para los demás, no hemos venido a ser servidos sino a servir y nuestro gozo es saberlo y practicarlo a semejanza de Jesús que se abaja y lava los pies”.
“Hemos sido ungidos para ungir, para llevar la unción de Jesús que sana, que libera y devuelve la dignidad perdida, esa unción, esa alegría para todo el pueblo es para todos, todos, todos; y para que así sea empieza por los últimos, por los más frágiles, los más rotos, por aquellos que no pueden darnos nada, pero paradójicamente tienen la llave del Reino de los Cielos”, expresó Mons. Gustavo.
En tanto, aseguró que “el Santo Crisma con el que fuimos ungidos es un oleo perfumado de un olor muy agradable. Podemos afirmar que es el perfume de la esperanza que brota de la misericordia de Dios. Fuimos ungidos con misericordia para ungir con misericordia, somos consagrados y enviados por Jesús Buen Pastor para ponernos al servicio del pueblo de Dios”.
Nuestro pastor pidió también que “no perdamos la memoria de cuanto percibimos por primera vez el perfume del Santo Crisma, ese perfume de esperanza, y fue el día de nuestro propio Bautismo. Los sacerdotes celebramos y recordamos el día de nuestra ordenación, y hoy de algún modo lo estamos haciendo en este Jubileo, pero no podemos perder memoria de nuestro propio Bautismo. Nuestra identidad como sacerdotes, principalmente se juega en el servicio al pueblo fiel de Dios. Por el Bautismo estamos unidos al Pueblo de Dios”.
Mons. Carrara también rezó una oración por las vocaciones, la cual los sacerdotes llevaron consigo para rezarla en las parroquias, en las capillas y en las familias. (ver oración debajo del texto).
Antes de finalizar la Eucaristía, el Arzobispo impartió la bendición apostólica con indulgencia plenaria.






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