Misa en la Catedral con bendición del Pesebre y encendida de la Estrella de Belén
Mons. Jorge González, Obispo Auxiliar de nuestra Arquidiócesis platense, presidió la celebración eucarística el domingo 8 de diciembre en la catedral por la solemnidad de la Inmaculada Concepción.
Acompañado por el párroco del templo, Pbro. Hernán Remundini, quien concelebró la misa, Mons. González recordó en la homilía que la Virgen “siempre tiene en nuestro corazón un lugar especialísimo y hoy venimos a felicitarla y saludarla, porque Dios la eligió para ser madre del Hijo y porque el Señor puso en ella su mirada”.
“La Inmaculada es para nosotros el lugar humano, donde justamente el Hijo asume para siempre la humanidad y eso es lo que la hace grande a María”, manifestó el Padre Obispo, quien aseguró además que “con la Inmaculada, el mundo comienza a ser más humano y más divino”.
“El texto de la Anunciación -dijo- nos presenta este paradigma perfecto de la venida del Señor y María es un signo preclaro de cómo preparar esa venida y, ante todo, de cómo reconocer la venida del Señor en nuestras vidas”.
Además, destacó que el relato del Evangelio “nos enseña que Dios viene detrás de una historia simple, de una historia común, de un acontecimiento normal de la vida. Esto es muy importante comprenderlo para la vida espiritual, porque muchas veces vamos detrás de las cosas de Dios pensando siempre en lo extraordinario y no somos capaces de salir al encuentro del Señor que pasa en lo pequeño, en lo cotidiano y en lo ordinario de la vida de todos los días”.
“Es una historia común de la vida de una joven llamada María, pero a la vez es una historia común que se convierte en un gran acontecimiento, en un paso de Dios, que siempre es un paso de salvación”.
Al finalizar la celebración, se encendió la estrella “que ilumina nuestra esperanza hacia el nacimiento del Salvador, en este tiempo tan bendecido”, expresó Mons. González.
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