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Los Tres Puntitos del Arzobispo para el domingo 19 de noviembre

Domingo 33º Durante el Año Ciclo A. 19 de noviembre de 2023

Primera lectura: Prov 31,10-13.19-20.30-31

Salmo: Sal 127,1-5

Segunda lectura: 1Tes 5,1-6

Evangelio: Mt 25,14-30 o bien más breve Mt 25,14-15.19-21

El Evangelio de este Domingo nos regala una parábola del Señor que nos invita a revisar varios aspectos de nuestra vida interior y comunitaria. Como discípulos misioneros del Reino de los Cielos somos invitados a repensar nuestra vida a la luz del sentido simbólico de la palabra talento. El talento es una unidad monetaria del mundo antiguo que, a través de esta parábola de Jesús, pasó a significar en clave simbólica aptitud, capacidad e inteligencia para algún ámbito particular de la vida.

Propongo tres temas para orar sintetizados en tres palabras: VALORAR, POCO, INVERTIR.

1.     VALORAR los talentos

2.     Responder fielmente en lo POCO

3.     Siempre INVERTIR con audacia

1.     VALORAR los talentos

La primera actitud que propongo es tratar de diagnosticar cuáles son los talentos que Dios nos ha dado a cada uno y VALORARLOS. Todos tenemos talentos, cada uno según nuestra capacidad como dice esta Palabra. Es importante poder descubrir los propios y los de aquellos hermanos que comparten la vida con nosotros: capacidad de serenar ánimos, escucha, organización, sensibilidad con los pobres y enfermos, aptitudes más fuertes en la comunicación social, talento en dar consejos, capacidad de hacer aportes positivos en momentos de crisis… Y muchos más. El desafío es tomar contacto con nuestros talentos y los de los demás para darle gracias a Dios y VALORARLOS. Descubrirnos talentosos en una comunidad de talentosos.  

¿Cuáles son los principales talentos que Dios me ha dado? ¿Cuáles son los más destacados hoy? Sinceramente: ¿En qué cosas “soy bueno”? Mirando la vida de los hermanos con los que comparto la vida: ¿Cuáles son sus principales talentos? ¿Los sé mirar? ¿Los VALORO? ¿Ayudo a los demás para que descubran los talentos que Dios les ha dado? ¿Doy gracias a Dios por los talentos que me ha dado a mí y los que ha dado a los demás?

2.     Responder fielmente en lo POCO

El hombre de la parábola elogia al primer y segundo servidor porque han “respondido fielmente en lo POCO”. Que importante es aprender a ejercitarnos en esto. Ser fieles en lo pequeño, en lo simple, en lo cotidiano, en lo POCO de las cosas de cada día… Ese ejercicio habitual, simple y profundo a la vez, nos ayudará a ser fieles en las grandes cosas de la vida que nos encomiende el Señor. Tenemos que superar la tentación mundana de darle valor solo a lo que es humanamente grande. Figuras como Santa Teresita del Niño Jesús y tantos otros santos, son verdaderos modelos para imitar en esta línea, nos enseñan a ser fieles en lo POCO de cada día. En dinámica teologal, en realidad, lo que es POCO para el mundo es grande a los ojos de Dios.

¿Soy fiel en lo POCO? ¿Qué sería “lo POCO” que hoy tengo que hacer, pensar o asumir? ¿Soy atento, cuidadoso, delicado, respetuoso en los detalles de mi vida cotidiana? ¿Doy valor a lo pequeño, a lo simple o me conecto solo con lo grandilocuente, lo deslumbrante, lo rimbombante, lo extravagante…? ¿Ayudo a mis hermanos a darle valor a lo POCO para aprender ser fieles en lo grande?

3.     Siempre INVERTIR con audacia

El aspecto más dramático del relato de hoy es tener miedo y enterrar el talento. Representa la actitud del que no se anima a INVERTIR, no apuesta, no arriesga, no se deja atrapar por la novedad de Dios y la audacia del Evangelio. Es la reacción del que se encierra en sí mismo por sus problemas y el miedo lo paraliza haciendo enterrar el talento que Dios le ha dado. Sea por comodidad, por retraimiento, por no querer estar en salida se termina ahogando la vida que Dios quiere generar con los talentos que nos regala. Se pierde la posibilidad de una gran INVERSIÓN. La vida está llamada a ser fecunda en el desarrollo de los propios talentos. A veces la pretendida prolijidad de una vida correcta no permite asumir el riesgo de apostar por un Evangelio que desinstala, desestructura y llama a ser audaces INVIRTIENDO de forma generosa los talentos y capacidades que el Señor nos ha donado. Con la gracia de Dios y la audacia del Espíritu, superemos el miedo que paraliza e INVIRTAMOS los talentos que Dios nos ha regalado.

¿INVIERTO los talentos que descubro en mi persona? ¿Hago fructificar los talentos que el Señor me ha dado? ¿Los pongo al servicio de los hermanos? ¿De qué forma…? ¿En qué circunstancias…? En las cosas de Dios y del Reino de los Cielos: ¿Soy audaz, arriesgado, me «juego la vida», me entrego, busco INVERTIR…? ¿Supero el miedo? ¿O caigo en la tentación de retacear, esconderme, quedarme en la mediocridad…? ¿Ayudo a los demás para que hagan una buena INVERSIÓN de sus talentos y los desarrollen al servicio de la comunidad?

+Mons. Gabriel Mestre
Arzobispo de La Plata

Papa Francisco en Evangelii Gaudium 85

Una de las tentaciones más serias que ahogan el fervor y la audacia es la conciencia de derrota que nos convierte en pesimistas quejosos y desencantados con cara de vinagre. Nadie puede emprender una lucha si de antemano no confía plenamente en el triunfo. El que comienza sin confiar perdió de antemano la mitad de la batalla y entierra sus talentos. Aun con la dolorosa conciencia de las propias fragilidades, hay que seguir adelante sin declararse vencidos, y recordar lo que el Señor dijo a san Pablo: «Te basta mi gracia, porque mi fuerza se manifiesta en la debilidad» (2Co 12,9). El triunfo cristiano es siempre una cruz, pero una cruz que al mismo tiempo es bandera de victoria, que se lleva con una ternura combativa ante los embates del mal. El mal espíritu de la derrota es hermano de la tentación de separar antes de tiempo el trigo de la cizaña, producto de una desconfianza ansiosa y egocéntrica.

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