Los Padres de la Iglesia nos hacen exclamar, ¡qué hermoso es ser católico!.

Al exponer sobre la homilética en los primeros siglos del cristianismo, en la jornada anual de formación del clero platense, el padre Fernando Sagaspe enfatizó que «los Padres de la Iglesia nos hacen exclamar, ¡qué hermoso es ser católico!. Ellos son testigos privilegiados y actores de la Tradición; y siguen dando vida, y vida fecunda. Gracias a ellos, la Iglesia perseveró en la persecución, profundizó su misión en la paz, e ilumina a los hombres de todos los tiempos. En sus escritos palpita la eternidad del Evangelio».
En el segundo día del encuentro, que se desarrolla en la Casa de Ejercicios Espirituales «Ceferino Namuncurá», que las Hermanas Reparadoras del Sagrado Corazón atienden en 44 y 163, de Olmos, el presbítero recordó cómo San Ambrosio, uno de los Padres de la Iglesia, fue un exponente brillante de la oratoria sagrada. «Sabía perfectamente -enfatizó- cuánto bien se les hacía, con ella, a los fieles. Por eso lloraba amargamente cuando moría algún Sacerdote: ¡quién lo remplazará! -exclamaba. Un poco de eternidad se silencia en el tiempo».
Dijo, asimismo, que «San Jerónimo, al comentar el Qohelet (Eclesiastés), comparaba al predicador con una nube de tormenta quien, en lo alto, mira al Cielo y, después de regar la Tierra, con su prédica, muestra el Cielo, iluminando a la Tierra. Por lo tanto, el nuestro está llamado a ser un ministerio muy fecundo».
Explicó, igualmente, los pasos de la retórica clásica, asumida por los Padres para hacerla oratoria sagrada. E hizo una síntesis sobre el Directorio Homilético publicado, recientemente, por la Santa Sede. A su término, los sacerdotes presentes le hicieron numerosas preguntas, e intercambiaron experiencias sobre la preparación de las homilías.
En el tramo final de este encuentro formativo se prevé un análisis de las consecuencias pastorales del nuevo Código Civil argentino. Y una exposición del Arzobispo de La Plata, Mons. Héctor Aguer, sobre el Año de la Misericordia.