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Indicaciones del Arzobispo de La Plata ante el Coronavirus

Estimadas/os:

 

Ante el avance del coronavirus, por amor a los demás y preocupación por el bien común, corresponde que prestemos la máxima cooperación. Por consiguiente, luego de escuchar al Clero de la Arquidiócesis, les acerco las siguientes indicaciones.

 

1) En primer lugar, seguiremos las recomendaciones mundiales y las de las autoridades nacionales y provinciales, que van cambiando de acuerdo con la evolución de la situación. Los epidemiólogos recomiendan no tomar medidas extremas cuando no son estrictamente necesarias, porque eso puede producir otros males a largo plazo. Pero al mismo tiempo hay que evitar cuidadosamente el contagio. Sobre todo porque cuando se producen contagios a nivel local, el avance de la enfermedad es mucho más veloz.

2) Por el momento, se ha suspendido el Congreso mariano en Catamarca. Previendo que pueda haber medidas similares para actos masivos, en una reunión con los sacerdotes de la Arquidiócesis decidimos suspender nuestra Peregrinación arquidiocesana a Luján. Por ello les pedimos que no avancen en la contratación de micros, porque luego es muy difícil lograr el reembolso. Más adelante, sobre todo pasado el invierno, veremos la posibilidad de realizarla en otra fecha. Los exhorto, en cambio, a visitar individualmente el Camarín original de la Virgen de Luján en nuestro Santuario de la Basílica San Ponciano.

3) En su momento avisaremos qué ocurrirá con la Misa Crismal. De acuerdo con la situación que haya en los días previos, y dado que esta Misa es necesaria para proveer los oleos que se utilizarán durante el año, veremos si conviene celebrarla con poco público, sólo con los sacerdotes, o sólo con algunos sacerdotes.

4) Por otra parte, en todas las Misas de la Arquidiócesis evitaremos el saludo de la paz, y aun a la salida de la Misa procuraremos saludarnos amablemente sin necesidad de contacto físico. Se trata de una situación extraordinaria y transitoria pero importante para proteger a nuestras comunidades y a nuestros seres queridos. Primero la vida.

5) Además, dado que dar la comunión en la boca tiene mucho riesgo de contagio, durante unos meses se dará la comunión sólo en la mano. No es una herejía y está previsto en las normativas de la Iglesia. Si vamos al caso, es tan indigna la boca como la mano. Es verdad que la comunión en la boca puede significar mejor nuestra receptividad ante la gracia, que acogemos de manera humilde como un puro don. Pero eso mismo se puede expresar con la comunión en la mano si uno lo entiende como la siguiente oración que les propongo:

“Señor, aquí están mis manos ante ti como una pobre vasija de barro. Lléname de ti, derrámate  en mí por pura gracia. No soy nada, pero me presento ante ti con las manos vacías, para que las llenes con tu misericordia”.

6) Algunas personas que, por una dificultad física, no puedan recibir la comunión en la mano, podrán recibirla en la boca al final, de manera que el sacerdote se la dé con la máxima precaución, lavándose cuidadosamente las manos con jabón antes y después. Pero se ruega que se trate sólo de situaciones muy excepcionales.

7) Pido a las personas que tengan algunos de los síntomas de esta enfermedad (dolor de garganta, tos seca, fiebre, etc.) o hayan estado en contacto con personas infectadas, que eviten por un tiempo prudencial asistir a actos litúrgicos, incluso a la Misa dominical. Esto hasta que puedan confirmar que no han contraído la enfermedad o que esta ha sido completamente curada. Será un acto de prudencia y caridad y no una falta. Esto no implica descuidar el deber de santificar las fiestas dedicando un tiempo especial a la oración el día domingo.

Estas son las decisiones que tomo por ahora, en virtud de la potestad que me corresponde y poniendo en primer lugar el bien común. Fuera de estas indicaciones y de los cuidados que recomiendan los expertos, los exhorto a evitar aislamientos innecesarios o paranoias contraproducentes que indirectamente pueden erosionar nuestra fortaleza espiritual y aun física.

Recemos unos por otros, porque creemos en el poder de la oración, y la intercesión es también una forma preciosa de cuidarnos. Y estemos atentos especialmente a nuestros queridos ancianos.

 

Con todo afecto en Cristo.

 

 

Víctor Manuel Fernández

Arzobispo de La Plata

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