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Emotivo reconocimiento al padre Delgado, por sus nueve años al frente del Seminario platense.

En la solemne Consagración.

En la solemne Consagración.

Mons. Aguer ponderó lo realizado por el P. Gabriel.

Agradecimiento del P. Gabriel.

Piedad y ciencia al servicio de la formación sacerdotal.

Afecto y regalos de formadores y seminaristas.

El padre Gabriel Delgado fue objeto de un emotivo reconocimiento de la Arquidiócesis de La Plata, por sus casi nueve años al frente del Seminario Mayor San José. El Obispo auxiliar, Mons. Nicolás Baisi presidió la Santa Misa en la Iglesia del Seminario; a la que asistió el Arzobispo, Mons. Héctor Aguer, en plena rehabilitación tras su accidente doméstico. Concelebraron el otro Obispo auxiliar platense, Mons. Alberto Bochatey; y numerosos sacerdotes.
El padre Delgado, asumirá el próximo Domingo 9 de agosto, a las 11, como párroco de Nuestra Señora de la Merced, calle 11 Nº 667, de La Plata.

Labor delicada y paciente

En su homilía, Mons. Baisi -quien fuera Rector del Seminario de San Miguel- graficó lo difícil que es conducir una casa de formación. «Tarea delicada -subrayó-, que requiere de mucha sabiduría, perseverancia y paciencia. Le damos gracias a Dios por haberle dado esos dones al P. Gabriel; y le agradecemos a él haberlos puesto, generosamente, a su servicio».

Solo cambian las caras

Por su parte, Mons. Aguer en unas palabras previas a la cena fraterna, tuvo expresiones de gratitud hacia el ahora saliente Rector «a quien conozco -destacó- desde 1985, cuando fue mi alumno de Gracia, en la Facultad de Teología de Buenos Aires. Sé de su preparación y entrega. Y conozco, también, qué significa la nada fácil tarea de conducir un Seminario; ya que yo mismo fui rector de uno. Valoramos, entonces, su fecunda labor de estos años, y le deseamos lo mejor en su nuevo desafío pastoral».
Aclaró, igualmente, que «como sabemos el Seminario es el corazón de una diócesis, y que el responsable de la formación es el Obispo. Solo cambian las caras en nuestro Seminario. Seguiremos por el camino iniciado hace varios años; y cuyos frutos ya vamos cosechando».
En nombre de los superiores de la Casa, agradeció al P. Gabriel, el vicerrector, P. Mariano Monsonis. «Estuvo en todos los detalles, durante todos estos años. Desde la profundidad de la formación, hasta la cocina y el mantenimiento. Y ha tenido con los sacerdotes que vivimos aquí; especialmente, con los mayores, un trato delicado, lleno de atenciones».
Otro momento muy impactante se vivió durante las palabras de gratitud que le dirigiera, en nombre de todos los formandos, el seminarista Carlos Julián Reyes Toso (Segundo año de Teología), de 26 años, a quien el P. Gabriel recibiera en el Seminario, a comienzos de 2010. «Jamás olvidaremos -destacó- toda su preocupación, toda su entrega, toda su generosidad, para formarnos del mejor modo, como pide la Iglesia. Su testimonio deja en nosotros huellas imborrables».

¡Cuántas cosas vividas en esta querida casa!

A la hora de agradecer, el P. Gabriel tuvo palabras de vivo reconocimiento «a Dios, Nuestro Señor. Lo que somos, todo lo que nos sucede, desde lo más importante a lo más insignificante, es fruto de la generosidad y gratuidad divinas».
Le agradeció, igualmente, a Mons. Aguer. Y, también, a sus obispos auxiliares, a los formadores y seminaristas. «¡Cuántas cosas vividas juntos en esta querida casa!. Pasan delante de mi memoria -subrayó- innumerables recuerdos e imágenes de los trabajos de limpieza y mantenimiento, las clases y el estudio, los trabajos pastorales en parroquias, el hospital de niños y las quintas, el teatro y las misiones, las charlas personales y grupales, las tertulias y encuentros de distensión, las correcciones y las felicitaciones, las exigencias y los agradecimientos, los viajes a las diócesis, las salidas, el deporte, las vacaciones en Tandil y los encuentros con la familia Santamarina, los cursos y los retiros espirituales, el coro y la schola, la liturgia y el canto, la Semana Santa en la Catedral, los conciertos, los discos compactos, las veladas de oración, las ordenaciones y los ministerios, tantas alegrías y algunas tristezas compartidas en familia».

Capacidad y pasión por las vocaciones

En estos casi nueve años al frente de la casa de formación, el padre Delgado volcó generosamente su capacidad y pasión por la Iglesia, en promover sólidas vocaciones al Sacerdocio. De hecho, el Seminario platense -que cumplirá cien años en 2022-, es hoy uno de los más numerosos y de mayor prestigio en Hispanoamérica.
El padre Delgado estudió en el Seminario de la Inmaculada Concepción de la Arquidiócesis de Buenos Aires, y fue ordenado sacerdote el 14 de noviembre de 1987. Ejerció el ministerio sacerdotal en distintas parroquias porteñas. Y, en 1998, se graduó de doctor en Teología Dogmática por la Pontificia Universidad Santo Tomás de Aquino de Roma, con una tesis sobre La verdad del ente futuro contingente según Santo Tomás de Aquino. Estudio Comparativo.
De 1998 a 2001 fue profesor de Filosofía y Teología Dogmática en la Pontificia Universidad “Regina Apostolorum”, de Roma; y, desde 1999, es profesor de Teología Dogmática (Dios Uno; Creación y Antropología Teológica; Gracia; Sacramentos en General; Sacramentos en Particular) en el Seminario Mayor San José de La Plata. Ejerce la rectoría del Seminario Mayor San José de La Plata desde el 8 de diciembre de 2006.
En 2012, cuando el Seminario cumplió 90 años, y él celebró sus Bodas de Oro sacerdotales, fue reconocido por Mons. Aguer. Se destacó, entonces, que «en estos 90 años del Seminario, el Rector deberá poner muchas placas de reconocimiento y gratitud. Es justo, también, que reciba una él».
Al momento de agradecer, el padre Delgado destacó entonces la dimensión eterna del sacerdocio de Cristo en el plan de Dios, y su participación a los que Él elige (Mc 3, 13). Reconoció, entonces, a todos los que lo guiaron en este camino. Y, de modo muy especial, a los seminaristas, “el presente del futuro de la Iglesia, que con su fervor, su celo apostólico y su voluntad de formarse como lo quiere la Iglesia, marcan un maravilloso camino de porvenir.”
Entre los visitantes ilustres que tuvo el Seminario durante su gestión figuran, entre otros, el entonces subsecretario de la Congregación para el Clero (hoy arzobispo de Mérida – Badajoz), Mons. Celso Morga Iruzubieta; el entonces auxiliar de la Eparquía de Santa María del Patrocinio en Buenos Aires (hoy primado de la iglesia greco-católica ucraniana), Mons. Sviatoslav Schevchuk; y el prestigioso teólogo laico nortamericano George Weigel, autor de la biografía de San Juan Pablo II, Testigo de Esperanza, y numerosos libros. Tuvo, igualmente, un especial interés en la formación integral (humana, intelectual, espiritual, pastoral y comunitaria) de los seminaristas, de acuerdo con los lineamientos del Magisterio de la Iglesia.
Numerosos sacerdotes recordaron la entrega y generosidad del padre Delgado, en distintas situaciones. Por ejemplo, durante un temporal que literalmente arrasó los techos e inundó el Seminario (Viernes Santo del 21 de marzo de 2008); lo que dio lugar a un largo y costoso proceso de reconstrucción; o cuando en la trágica inundación platense del 2 de Abril de 2013, el Seminario se convirtió en un centro de evacuados.

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