El sábado 14 de mayo, la Iglesia platense peregrinará a Luján.
Como ocurre ininterrumpidamente desde 1899, la Iglesia platense realizará el próximo sábado 14 de mayo, la 117º peregrinación arquidiocesana a Luján. El lema de esta nueva convocatoria es: En este Año Santo de la Misericordia, recurramos al amor materno de María.
La Santa Misa de los peregrinos será en el Santuario Nacional, a las 11. Y, a las 16, se rezará el Santo Rosario; que concluirá con la Bendición Eucarística.
El sábado posterior a la solemnidad de la Virgen de Luján (8 de Mayo), la Arquidiócesis platense, en pleno, concurre a los pies de la Virgen. Parroquias, movimientos, colegios, asociaciones y grupos, siguiendo la tradición, van a encomendar sus apostolados e intenciones, a la Madre de Dios. Y comparten, igualmente, la mesa fraterna y momentos de recreación, en el Descanso del Peregrino. Al crearse la diócesis platense, en 1897, Luján estaba bajo su jurisdicción. Y, allí, nació su Seminario, en 1922.
En la última peregrinación, de 2015, el Arzobispo de La Plata, Mons. Héctor Aguer, dedicó una parte de su homilía al «escándalo de los niños». Indicó que «se escandaliza a los niños con la pornografía, la pedofilia; sometiéndolos al trabajo esclavo, y la aplicación de la ideología de género a la educación sexual. Muchos futuros padres piensan que gozan de un ‘derecho’ a tener un hijo por cualquier medio; un capricho, en realidad, que no toma en cuenta el derecho del niño».
Pidió, entonces, a la Virgen de Luján que «cuide muy especialmente a nuestros niños, a los que alguna vez, en la Argentina, se los llamó ‘los únicos privilegiados’…»
La esclavitud de quienes se creen libres
Advirtió, igualmente, «sobre la peor de todas las esclavitudes: la de quienes se creen ‘libres’ porque viven en una sociedad que les permite hacer lo que se les da la gana. Al respecto, vale recordar la conmovedora expresión del genial escritor del siglo XX, Gilbert Chesterton, quien al explicar sobre por qué se convirtió al catolicismo dijo que ‘solo la Iglesia Católica puede salvar al hombre ante la esclavitud de ser hijo de su época’…»
Concluyó que «vivimos en una sociedad llena de esclavos de las modas, de las ideologías disolventes, y de muchas formas de destrucción de la dignidad humana. Lo más triste es que esos esclavos no se reconocen como tales; sino que, por el contrario, se creen libres».
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