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El prestigioso biblista, Mons. Miguel Barriola, predicó el Retiro al clero platense.

Experto en Sagrada Escritura, en fidelidad a la Tradición y el Magisterio de la Iglesia.

 

En una de sus pláticas.

 

Junto al Obispo auxiliar de La Plata, Mons. Nicolás Baisi, al final de la tanda.

 

El prestigioso biblista Monseñor Miguel Antonio Barriola, docente y director espiritual del Seminario Mayor San José, predicó el Retiro anual al clero platense. El mismo se desarrolló entre el lunes 9 y el viernes 13 de abril, en la Casa de Ejercicios Ceferino Namuncurá, que las Hermanas Reparadoras del Sagrado Corazón de Jesús atienden en 44 y 163, de Olmos.

Concluida la tanda de ejercicios, Mons. Barriola destacó que «en un clima de oración y recogimiento se intentó un repaso y balance de posibles desalientos o defectos, que nunca faltan en toda entrega de por vida al Evangelio, a la vez que acudiendo a los clásicos remedios, capaces de reiniciar siempre, sin cansancio, la consagración personal y el empeño sin reservas para gloria de Dios y provecho de los fieles. Se quiso, en pocas palabras, ‘reavivar el carisma recibido por la imposición de las manos'(I Tim 4, 14 – 15; II Tim 1, 6).

«Guiados por esa brújula nos animamos a ‘volver al primer amor’ (Apoc 2, 4), examinando cómo superar euforias o desencantos, en pro de convicciones firmes de fe.  En clima profundamente pascual, no olvidamos que, ‘sin la cruz no se llega a la luz’, haciendo revista de éxitos y fracasos de nuestra vida pastoral, procurando que los primeros no se nos subieran a la cabeza, ni los segundos nos abrumaran en el pesimismo. Mucho nos sirvió para tal equilibrio, meditar una y otra vez en Filip 4, 12 – 13.

«No pudo faltar la consideración de nuestra vida en la Iglesia, aprendiendo evitar las primeras (y lamentablemente frecuentes) divisiones y corrillos, que surgen en las comunidades (primeros cuatro capítulos de 1 Cor.). La consideración de esos mismos percances sirvió para reafirmar nuestro trabajo de ‘servidores’, y no de ‘caciques’, evitando aquellas querellas: ‘Yo de Pablo, yo de Apolo, yo de Cefas’, reiterando que ‘Cristo no está dividido’, y que ‘yo planté, Apolo regó, pero fue Dios quien hizo crecer’ 

(1 Cor 3, 6).

«Se insistió, por lo mismo, en recordar que la Iglesia no consiste en un muestrario de santos, sino que fue amada por Cristo, no por su belleza incontaminada, sino que tuvo que ‘purificarla, bañarla con el agua y la palabra, para presentársela gloriosa y sin mancha’ (Ef. 5, 26).              Tratamos de examinar posibles descuidos, siempre a remediar, en el desempeño de algunos de nuestros oficios pastorales, como por ejemplo el ofrecimiento del perdón sacramental, preguntándonos si nos creemos jueces inflexibles o padres misericordiosos con los penitentes, si cada uno de nosotros también se somete a esta renovación sacramental. Todo ello en el clima de paz, renovación y alegría de Jn 20, 19 – 23.

«Terminamos con una renovada visión de diferentes posturas, convenientes o no para ser ‘instrumentos vivientes’ del Buen Pastor y Supremo Sacerdote. La adaptación necesaria de nuestra enseñanza, pero sin adulterar el mensaje. El delicado trabajo de ‘proponer’ y jamás ‘imponer’ la Buena Nueva de Cristo, siendo ‘co – laboradores’ del mismo Cristo sin pretender figurar como ‘protagonistas’. Ejerciendo con abundancia la misericordia, que, si es genuina, no temerá corregir.

«Se atendió a que la acción no fuera dejando de lado la imprescindible oración; para lo cual se tenía que vigilar constantemente contra la epidemia del acostumbramiento. Y todo ello vivido en un clima de renovada alegría, pese a las infaltables ‘noches oscuras’, que pueden sobrevenir. Procurando inspirarnos en la heroica actitud paulina de su Carta a los Filipenses (1, 3.18.25; 2,2. 17 – 18. 28; 3,1: 4, 10).

«Todo ello acompañado de un clima de real fraternidad y alegría: distintas edades, diferentes comunidades y hasta nacionalidades, sinfónica y católicamente armonizadas en ‘Cristo el mismo ayer hoy y para siempre’ (Hebr 13,8)».

 

Pasión por la Biblia, sin desviaciones ideológicas

 

Mons. Barriola cursó estudios de Humanidades, de Filosofía y de Teología en el Seminario Interdiocesano de Montevideo (Uruguay). Fue ordenado sacerdote el 15 de agosto de 1957; lleva, entonces, poco más de 60 años de ministerio. Es licenciado en Teología por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, y en Exégesis Bíblica por el Pontificio Instituto Bíblico de Roma. Realizó docencia de Antiguo Testamento y Teología en el Seminario de Montevideo (1963-1968). Obtuvo el doctorado in Re Biblica en el Pontificio Instituto Bíblico de Roma, en 1975, con la tesis “El Espíritu Santo y la praxis cristiana. La imagen del camino en la teología de San Pablo”, publicada en Montevideo, en 1977. Fue docente de Nuevo Testamento en el Instituto Teológico del Uruguay y en el Seminario Mayor de Córdoba desde 1975. Dictó las cátedras de Metafísica, Teología Natural y Gnoseología.

Fue nombrado entre los peritos del episcopado uruguayo para la IIIª Conferencia del Episcopado Latinoamericano en Puebla (1979). Fue párroco en Montevideo de 1976 a 1987. Fue profesor en los seminarios de Tucumán, de 1983 a 1986, y de Santa Fe, de 1991 a 1993. Desde 1991 se radicó en el seminario mayor de Córdoba donde ejerció, también, la docencia. Desde 1979 hasta la fecha es miembro del equipo de reflexión del Consejo Episcopal Latinoamericano.

Desarrolló la docencia de Latín, Griego, Filosofía, Teología y Sagrada Escritura en los seminarios de Montevideo, Córdoba, Santa Fe, Tucumán y La Plata. Hoy reside en esta última ciudad, donde es docente y director espiritual en el seminario mayor San José.

El 20 de septiembre de 2001 el papa Juan Pablo II lo nombró miembro de la Pontificia Comisión Bíblica, por un quinquenio. Fue ratificado por el papa Benedicto XVI para integrar dicha Comisión por otro quinquenio. En marzo de 2010 Benedicto XVI lo nombró “Prelado de Honor de Su Santidad”.

Monseñor Barriola –autor de gran erudición– tuvo un notable influjo a través de varios libros y de innumerables artículos y conferencias, convirtiéndose en un destacado referente teológico en el Uruguay, la Argentina, y en otros países de Hispanoamérica y Europa. Es socio fundador del Centro Cultural Católico Fe y Razón y colabora asiduamente con sus publicaciones y actividades académicas.

Últimamente tiene una activa presencia en InfoCatolica, y otros portales católicos de internet. Y contribuye, a través de ellos, a difundir la sana doctrina y el Magisterio de la Iglesia.

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