El clero platense siguió trabajando sobre «Laudato si», y el Año de la Misericordia.

Mons. Aguer trató con el clero sobre ‘Laudato si’ y el Año de la Misericordia.

Presidido por el Arzobispo de La Plata, a quien acompañaba su Obispo auxiliar, Mons. Nicolás Baisi, el clero platense tuvo un nuevo encuentro de trabajo sobre las propuestas de la encíclica Laudato si, y la programación arquidiocesana del Año de la Misericordia; que abrirá el Papa Francisco, el próximo 8 de Diciembre. Mons. Aguer informó que, en la Arquidiócesis, la apertura está prevista para el sábado 12 de diciembre, a las 18, en la Catedral. Y que, varias iglesias, como ser la propia Catedral, San Cayetano, Sagrado Corazón y Santa María de Magdalena, serán sitios de peregrinación, para ganar las indulgencias.
Con respecto a Magdalena, la parroquia más antigua de la Arquidiócesis, cuya original capilla data del 20 de noviembre de 1776, se recordó que el hoy San Juan Pablo II la declaró como Ciudad de la Misericordia (la primera en el mundo), gracias a los esfuerzos del entonces párroco Mons. Ángel D’ Auro. Se prevén, entonces allí numerosas celebraciones; como la invasión misionera del pueblo, que los jóvenes de la Arquidiócesis realizarán entre el 4 y 6 de diciembre próximos; en los umbrales del Año Jubilar.
Mons. Aguer animó a los sacerdotes a que «hagan llegar la Misericordia de Dios a todo el territorio de la parroquia. En todo el ámbito parroquial debe experimentarse la misericordia divina; no solo en las estructuras e instituciones de la propia parroquia. Recordemos lo que, tan bellamente, enseñara San Cesáreo de Arlés, «la misericordia de Dios, es el perdón de los pecados; la misericordia humana, es la atención de los pobres».
El prelado siguió dando, por otra parte, diferentes pautas para el análisis y puesta en práctica de la encíclica Laudato si. En esta oportunidad, se centró en el capítulo tres, y la cuestión del hombre. «Hay allí -subrayó- una profunda crítica de la tecnocracia. El hombre fue llevado a sobreponerse al Creador. El hombre moderno no está preparado para manejar el poder con acierto. Se llega, así, al ‘estrujamiento’ de la creación, con el exclusivo afán de poder y de dinero».