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El clero platense siguió analizando la reforma educativa.

 

Exposición de Mons. Aguer, en el cierre del encuentro.

 

Durante una pausa.

 

Sacerdotes de barrios periféricos intercambiaron experiencias.

 

Como continuación de las Jornadas de Actualización Teológico – Pastoral, que se realizaron a principios de septiembre en la Casa de Ejercicios Espirituales Ceferino Namuncurá, de Olmos, en su reunión mensual en el Seminario Mayor San José, el clero platense siguió analizando la cuestión educativa. Participaron el Arzobispo de La Plata, Mons. Héctor Aguer; su Obispo auxiliar, Mons. Nicolás Baisi, y numerosos sacerdotes del clero secular y religioso. En esta oportunidad también se contó con la presencia del Subsecretario de Educación de la provincia de Buenos Aires, Sergio Siciliano, y de miembros de su equipo.

El funcionario agradeció todo el aporte de la Iglesia platense en el ámbito educativo de los cinco partidos que integran la Arquidiócesis (La Plata, Berisso, Ensenada, Magdalena y Punta Indio). Y la importancia que revisten «espacios de diálogo como estos, para aprender de lo que se está haciendo bien en educación».

Reveló, asimismo, que «en la provincia de Buenos Aires el 50 por ciento de los jóvenes no termina la secundaria; y los que lo hacen no terminan con los saberes necesarios. En determinadas zonas, incluso, el porcentaje es todavía peor».

Agregó que se debe mejorar la lectoescritura, ya que «los chicos no comprenden lo que leen». Y abogó por un «diseño curricular más concreto, práctico y prescriptivo, para que lleguen al secundario de otra forma».

Dijo, igualmente, que por razones ideológicas, desde los organismos estatales, «con frecuencia no se mira lo que se hace bien desde la gestión privada, por caso, desde la Iglesia. Hay que saber multiplicar lo bueno».

Llamó, asimismo, «a poner al alumno en el centro del sistema educativo. Y que se puedan, también, acreditar saberes, por ejemplo, con tareas sociales; de compromiso concreto con la comunidad».

Sobre el siempre urticante tema de los inspectores subrayó que «ya de por sí la palabra no es la correcta. Hay que hablar de supervisores y acompañantes del proceso educativo. Tienen que saber comprobar qué cosas se hacen bien, en las escuelas. Se debe, por lo tanto, establecer la diferencia entre inspección pedagógica, y administrativa».

Tras la exposición de Siciliano varios sacerdotes le hicieron diversas preguntas. Y abordaron, entre otros puntos, las dificultades que se viven en las zonas más vulnerables, con mayores índices de pobreza, marginalidad y exclusión.

Palabras de Mons. Aguer

El Arzobispo de La Plata, Mons. Héctor Aguer, agradeció la presencia de los funcionarios, y su apertura al diálogo. «Aprender a valorar el aporte de la Iglesia -cosa que no ocurrió en los últimos tiempos- es un paso importante. Me parece que las cosas, así, están bien planteadas».

Recordó que «nosotros hablamos de educación integral… Vemos que se está agotando el sistema totalitario de la ley 1.420; que viene de la masonería y el laicismo de fines del siglo XIX. Ojalá que la sociedad lo admita».

Añadió que «estamos, sin duda, a favor de una reforma metodológica, que apunte a la formación plena de niños y jóvenes. Por ejemplo, las artes son víctimas del actual sistema. Muchos chicos aprenden música pero no han escuchado música clásica».

Puso de relieve, asimismo, que «el pensamiento cristiano es divergente de lo que se impone hoy, en la Argentina, con leyes ilegítimas e inicuas. Hay una tendencia totalitaria en la sociedad argentina, que viene desde fines del siglo XIX, tanto con gobiernos civiles como militares… Un candidato, que sacó pocos votos, llegó a decir que me denunciará por recordar que los colegios católicos deben enseñar lo que dicen la Biblia, el Catecismo y la Doctrina Social de la Iglesia. No ha leído, evidentemente, la Constitución de la Provincia de Buenos Aires, que establece que los estudiantes deben ser formados según los principios de la moral cristiana, respetando la libertad de conciencia».

Concluyó que «aquí están en juego la libertad de expresión, la libertad de enseñanza, y la libertad de la Iglesia. Y en esto no vamos a transar».

 

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