Skip to content

El Arzobispo presidió la Misa de la Gran Vigilia Pascual

 

             El Arzobispo durante la Gran Vigilia Pascual

 

El Arzobispo Víctor Manuel Fernández celebró la Misa de la Gran Vigilia Pascual, durante el Sábado Santo y desde la Iglesia Catedral.

Encendiendo el Ciro Pascual que dio comienzo a la vigilia y en vísperas del Domingo de Resurrección, el Arzobispo se refirió a que «hoy es el día más santo, más grande, más bello». «Esta fiesta que celebramos ahora es el corazón del año cristiano, el centro, el manantial de donde brota todo lo demás. San Pablo llega a decir que ´si Cristo no resucitó vacía es nuestra predicación y vacía es la fe de ustedes´ (1 Co 15, 14). Contemplamos un sepulcro vacío pero sobre todo a Jesús feliz, desbordante, vestido de luz infinita, lleno de puro gozo. Me alegro con mi amigo y redentor, que ha triunfado», aclamó Mons. Fernández.

Asimismo, señaló que Jesús resucitado «me dice que el mal no tiene la última palabra. Si él vive eso es una garantía de que el bien puede hacerse camino, y de que todos nuestros cansancios servirán para algo. Porque él estará detrás, sacando algún bien de los males que nos toque vivir. Él es el eterno viviente y abrazados a él vivimos. Abrazados a él atravesamos todo, lo que venga».

«Si creés en él y persistís en tu unión con él, podrás fallarle, caer, equivocarte, pero él va a triunfar en tu vida. Él hace una historia con tu vida, va entretejiendo misteriosamente su luz en nuestras sombras, su vida en nuestras muertes, su gracia en nuestras miserias», aseguró Mons. Fernández, quien añadió: «Y él terminará su obra. No habrá fracasos, porque con él de todo podemos sacar algo bueno, aprender y crecer. Para eso necesitás mantener el contacto con él, que su presencia se perciba, se vuelva palpable en tu vida de todos los días».

 

El Ciro Pascual fue encendido en señal de la resurrección de Jesús

 

Con relación a la actual situación del Coronavirus, el Arzobispo señaló: «Podés decir que con lo que estás pasando no podés vivir la alegría de la Pascua. Pero en realidad siempre tenemos algún pero, alguna excusa para no vivirla. Ahora es el coronavirus y después será otra cosa. Pero no es así, la relación con el Resucitado y la vida de resucitados va más allá de las circunstancias, es de otro nivel, y se puede vivir pase lo que pase. No depende de las circunstancias externas», al tiempo que subrayó: «Es un estado del corazón, un estado de unión con él que produce esperanza, paz, entrega, confianza total. Entonces, pase lo que pase sentimos que en el fondo todo está bien y todo estará bien. Así, con él, en cualquier lugar estoy a salvo. No hay algo que yo no pueda atravesar, porque él está conmigo».

En tanto que, Mons. Fernández expresó: «Este día de la Pascua hay sobre todo una cosa que tengo que pedirle al Resucitado: que derrame su vida en la mía, que me llene de la intensidad de la resurrección, que me libere de estar sobreviviendo, viviendo a medias, que me haga caminar por este mundo rebosante de vida. Porque nunca hay que declararse muerto, aunque uno tenga un brazo menos, aunque no vea bien, aunque no pueda caminar. La vida sigue adelante. En todo caso hay que volver a abrirse para que él derrame vida nueva y resucite».

«Si resucitó, entonces era verdad que él puede ser la luz, la vida, el agua viva, el camino, la puerta, el buen pastor que no abandona. Era verdad que él estará con nosotros todos los días hasta el fin del mundo, era verdad que él no nos dejará solos, era verdad todo lo que dijo. Únicamente las paredes del sepulcro fueron testigos de ese momento. No fue una explosión. Fue un hecho inmenso, pero discreto, poco llamativo», al tiempo que agregó: «Porque el Señor no quiso manifestar su gloria en un fenómeno físico. Quiso una resurrección discreta. También esta noche, discretamente, está aquí con todo su poder de resucitado. Está con vos, escucha tu alabanza, escucha tu pedido de auxilio, escucha el grito de tu soledad y te dice “aquí estoy”. Y te dice “ánimo”, y te dice “yo estoy con vos estoy con vos”.

Asimismo, el Arzobispo se preguntó: «¿Hay alguna prueba de su resurrección?». «Sólo hay un sepulcro vacío. Es una hermosa señal, es un canto al triunfo de la vida, es un llamado a la esperanza. Ese sepulcro abierto grita que todo mal puede ser vencido. Pero en realidad lo único que nos convence a fondo de la resurrección del Señor, lo que nos cambia la vida, lo que nos envuelve y nos empuja, lo que nos alegra y nos sostiene, es una sola cosa: el encuentro personal real con Jesús vivo. Nos convencemos de su resurrección cuando nuestra vida se encuentra con la suya, cuando nuestra mirada se enfrenta con la suya, cuando nuestra capacidad de amar y ser amados se topa con su amistad», finalizó Mons. Víctor Manuel Fernández.

 

 

[pdf-embedder url=»https://www.arzolap.org.ar/wp-content/uploads/2020/04/PASCUA1.pdf»]

 

 

 

 

 

 

 

REVIVÍ LA MISA COMPLETA HACIENDO CLICK EN EL VIDEO DEBAJO:

 

VIDEO: GENTILEZA DE @Iglesia.Catedral.LaPlata

También te podría gustar...