El Arzobispo ordenó cuatro nuevos diáconos para la Arquidiócesis de La Plata
El sábado 7 de noviembre, en la Iglesia Catedral, Kevin Malla, Facundo Irazusta, Matías Villarreal y Emiliano Chaves, fueron ordenados diáconos por el arzobispo Víctor Manuel Fernández. La celebración fue transmitida en vivo por diferentes plataformas.
En la homilía, Mons. Fernández expresó que “lo que sucede esta noche es ante todo un don. Porque se trata del orden sagrado, de Jesús que te toma, te abraza con su gracia y te une a él para bendecir a su pueblo”. “Es ese mismo Jesús que ustedes aman, el que los quiere tomar de una manera nueva para derramar gracia y bendición a través de ustedes”, continuó, refiriéndose a los nuevos diáconos.
Asimismo, el arzobispo señaló que “la mejor manera de prepararse para el sacerdocio no es pensar en el futuro, sino vivir a fondo el ministerio diaconal sin pretender más. Si lo viven plenamente, eso enriquecerá enormemente el sacerdocio”.
En ese sentido, el arzobispo señaló que el diaconado capacita “para acciones que están íntimamente conectadas con la piedad popular, con lo que el pueblo de Dios pide con más frecuencia. Son básicamente dos cosas: el bautismo y la bendición”, al tiempo que manifestó, dirigiendo su mirada hacia los nuevos diáconos: “Ustedes, a partir de esta ordenación, serán signos e instrumentos de ese Jesús que bendice”, manifestó.
“Hoy, por la ordenación, se convierten en signos de Cristo servidor, del Cristo cercano que viene a aliviar, a acompañar con ternura y paciencia la vida de la gente, el Cristo que se acercaba a los enfermos, al ciego del camino, a los sufridos y abandonados. Y la bendición es un signo particular de esa cercanía consoladora permanente”, remarcó.
Se detuvo también a explicar el sentido teológico de la bendición que realiza un diácono y cuál es la relación de esta tarea con el orden sagrado que capacita para bendecir a los demás. Destacó que por el orden sagrado la bendición del diácono es un canal que recibe el don divino y conecta a la persona que pide la bendición con el tesoro de gracia y de bendición que es la Iglesia de Cristo.
Además, Mons. Fernández les recomendó especialmente a los recién ordenados “que disfruten bendiciendo, porque la bendición bien vivida les ayudará a desarrollar un sentimiento precioso de paternidad y a recordar siempre el sentido sobrenatural de su ministerio, la conciencia de ser instrumentos de Dios”.
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