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Cinco candidatos al Orden Sagrado fueron admitidos en La Plata.

Los seminaristas Nazareno Bangardino, Facundo Irazusta, Nabil Kassis, Santiago Soffiantini y Tomás Gutiérrez, que fueron admitidos como candidatos al Orden Sagrado. Junto a ellos, el Superior de Teología, padre Mariano Monsonis.

Los seminaristas Nazareno Bangardino, Facundo Irazusta, Nabil Kassis, Santiago Soffiantini y Tomás Gutiérrez, que fueron admitidos como candidatos al Orden Sagrado. Junto a ellos, el Superior de Teología, padre Mariano Monsonis.

 

El Arzobispo de La Plata, Mons. Héctor Aguer, admitió a cinco seminaristas del Seminario Mayor San José, como candidatos al Orden Sagrado. Se trata de Nazareno Bangardino, Tomás Gutiérrez, Facundo Irazusta, Nabil Kassis, y Santiago Soffiantini; que están cursando el primer año de Teología. La Santa Misa se celebró el  sábado 7 de mayo, en la Iglesia del Seminario, parroquia Nuestra Señora de la Piedad, calles 66 y 24.

Al día siguiente, Domingo 8 de mayo, Ascensión del Señor, en la Catedral, los cinco seminaristas fueron instituidos Lectores. Y otros seis seminaristas fueron instituidos Acólitos. Son ellos: Daniel Bonifacio, Gonzalo Huarte, Luis Montesano, Carlos Julián Reyes Toso, Carlos Rivero Cecenarro, y Santiago Agustín Alemán.

 

Mons. Aguer llamó a los seminaristas a configurarse, cada día más, con Cristo Sacerdote.

Mons. Aguer llamó a los seminaristas a configurarse, cada día más, con Cristo Sacerdote.

 

 

En sus homilías, Mons Aguer, animó a los jóvenes que se forman para el Sacerdocio, a “configurarse, cada día más, con Cristo Sacerdote. Solo en su intimidad, nutriéndose de su Palabra, y de la Eucaristía, podrán anunciar y dar testimonio del Señor, en esta sociedad de paganos bautizados”.

Dijo, igualmente, que “hoy más que nunca, en nuestra Argentina, con tantas personas que no conocen cuál es el sentido de su vida, debemos mostrar que solo el Señor colma los más profundos deseos de felicidad del hombre. Y ello nos apremia, particularmente, ante tanta legislación anticristiana y, por lo tanto, antihumana. A fines del siglo XIX había solo cinco o seis obispos en la Argentina, y numerosos políticos católicos, bien comprometidos en la educación y la cultura; como José Manuel Estrada, Pedro Goyena y Tristán Achával Rodríguez. Hoy somos más de cien Obispos, y debemos preguntarnos si hay algún político genuinamente católico, que además tenga protagonismo y logre un influjo sano en la sociedad”.

 

Acólitos instituidos por Mons. Aguer, de pie; Lectores instituidos, de rodillas.

Acólitos instituidos por Mons. Aguer, de pie; Lectores instituidos, de rodillas.

 

 

Significado de la Admisión

Con el rito de la Admisión, la Iglesia acepta oficialmente a quienes piden ser admitidos como candidatos al Orden Sagrado. De este modo, ellos expresan públicamente su deseo de entregarse al servicio de Dios y de los hermanos.

Supone que los candidatos conocen la preocupación del Señor por su pueblo y, teniendo en cuenta la necesidad de la Iglesia, se sienten preparados para responder con generosidad a su llamado; y decirle con el profeta: “Aquí estoy, envíame”. Confiando en Él esperan, así, realizar con fidelidad su vocación.
Para esto será necesario que aprendan a vivir de acuerdo con las exigencias del Evangelio; que se afiancen en la práctica de la fe, la esperanza y la caridad. Y, por medio del ejercicio de ellas, adquieran el espíritu de oración; y se fortalezcan en el anhelo de ganar a todos los hombres para Cristo.

 

Lectorado y Acolitado

 

El Lector o relator de la Palabra de Dios, cuenta con un oficio al servicio de la fe, que se nutre de la Palabra de Dios. Proclama la Palabra en la asamblea litúrgica; educa en la fe y para la digna recepción de los sacramentos a los niños y a los adultos; y anuncia la Buena Noticia de la Salvación a los hombres que todavía no la conocen. Con este anuncio los hombres podrán llegar al conocimiento de Dios Padre, y de su Hijo Jesucristo, su enviado; y así conseguir la Vida Eterna.
Por su parte, el Acólito instituido participa de un modo peculiar en el ministerio de la Iglesia, cuya vida tiene fuente y culmen en la Eucaristía; por la que es edificado y crece el Pueblo de Dios. Se le encomienda ayudar a los presbíteros y a los diáconos en el ejercicio de su ministerio, y se le confía como ministro extraordinario distribuir la Sagrada Comunión a los fieles; acercándosela, particularmente, a los que están enfermos.

 

Momento en que son instituidos los nuevos Acólitos.

Momento en que son instituidos los nuevos Acólitos.

 

 

 

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