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Se cerró en La Plata el Año de la Misericordia.

 

 El Obispo auxiliar de La Plata, Mons. Nicolás Baisi, leyó el mensaje de Mons. Aguer.

El Obispo auxiliar de La Plata, Mons. Nicolás Baisi, leyó el mensaje de Mons. Aguer.

 

      Con una solemne celebración en la Catedral de La Plata, se clausuró este sábado 26 el Año Santo de la Misericordia. Tras el cierre de la Puerta Santa, el Obispo auxiliar de La Plata, Mons. Alberto Bochatey, presidió la Santa Misa. Concelebraron el también Obispo auxiliar, Mons. Nicolás Baisi; y numerosos sacerdotes diocesanos y religiosos, destinados en la Arquidiócesis.
      Para que los fieles pudiesen acceder a la indulgencia plenaria, una hora antes se realizó una celebración penitencial. Y varios sacerdotes escucharon confesiones. Antes de comenzar la Misa, Mons. Baisi leyó un mensaje enviado por Mons. Aguer; quien se recupera en la Curia, tras la operación de su cadera derecha, luego de la caída que sufriera el sábado último en la Catedral.
     Al concluir la Misa, se bendijeron imágenes de la Beata María Ludovica de Ángelis, icono de la misericordia platense, para ser entronizadas en las parroquias. Se pidió seguir acudiendo a su intercesión, especialmente ante problemas de salud de los niños; para que se verifique un nuevo milagro, y pueda ser canonizada.
      Este es el texto completo y oficial de las palabras del Arzobispo de La Plata:
     Hermanos e hijos muy queridos:
     Un resbalón, y sus consecuencias de fractura ósea, me impiden presidir hoy la clausura del Año Jubilar de la Misericordia. Este breve mensaje quiere expresar mi cercanía afectuosa y orante con ustedes.
     Simbólicamente se cierran las puertas a través de las cuales el pueblo católico ha ido a buscar la gracia de la indulgencia. Pero, realmente, jamás se cierra la puerta de la misericordia del Señor.
     «Misericordiosos como el Padre», hemos repetido muchas veces en este tiempo, como una aspiración, una profesión de fe acerca de cómo debemos ser, y una súplica de conversión. El nombre y la verdad de la misericordia definen a Dios y al cristiano.
     El mundo -no el que Dios creó, sino el que gobierna el diablo- cuenta con ardides eficaces para confundirnos alterando esta realidad central de la Revelación; suele chantajearnos con una versión blandengue, sensiblera o romántica de la misma. No puede comprender la verdad de la misericordia, porque la misericordia cristiana solo se comprende contemplando al Crucificado.
     La Iglesia nos ha encomendado siempre, en nombre de Jesús, la práctica de las obras de misericordia corporales y espirituales. Probablemente, de su ejercicio dependerá la presencia de la Iglesia en el mundo al cual el Señor envió a sus apóstoles, para hacer de todos los hombres discípulos suyos. Lo aguarda la multitud de los pobres que nos rodea, y la dureza de corazón de tantos que niegan a Dios y pretender vivir como si Él no existiera, u ocupando su lugar.
     El año Jubiar concluye, pero el tiempo de la misericordia continúa.
     Los saludo y bendigo de corazón.
Varios sacerdotes escucharon confesiones.

Varios sacerdotes escucharon confesiones.

 

Cerrada la Puerta Santa, dio comienzo la procesión de entrada.

Cerrada la Puerta Santa, dio comienzo la procesión de entrada.

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