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El Nuncio presidió la peregrinación jubilar del colegio San Vicente de Paúl, a la Catedral platense.

 

    

Poco antes de ingresar a la Catedral.

Poco antes de ingresar a la Catedral.

 

Últimas reflexiones antes de cruzar la Puerta Santa.

Últimas reflexiones antes de cruzar la Puerta Santa.

 

Por calle 1, rumbo a la Catedral.

Por calle 1, rumbo a la Catedral.

 

En las escalinatas de Catedral esperaban los niños de Jardín, y los más pequeños.

En las escalinatas de Catedral esperaban los niños de Jardín, y los más pequeños.

 

En las escalinatas de Catedral esperaban los niños de Jardín, y los más pequeños.

Momento de la procesión en el templo.

 

En su primer acto oficial, tras su llegada de Roma -adonde participó del Jubileo de los Nuncios-, el Nuncio Apostólico en Argentina, Mons. Emil Paul Tscherrig, presidió este jueves 6 de octubre la peregrinación jubilar del Colegio San Vicente de Paúl, a la Catedral platense. Fue acompañado por el Arzobispo de La Plata, Mons. Héctor Aguer; con quien encabezó la marcha de cerca de tres mil alumnos, docentes, otros empleados, padres y ex alumnos, a lo largo de casi dos kilómetros, hacia el templo mayor de la Arquidiócesis.

Participaron, también, el Capellán General de la institución, padre Raúl Sidders; los sacerdotes que colaboran con él en la Capellanía, padres Marcelo Villegas, Gustavo Ramos, y Christian Viña; y el padre Marcelo Cerniato, párroco de San Antonio de Padua, en cuya jurisdicción está el colegio. Concurrieron, asimismo, las hermanas Misioneras del Catecismo; que enseñan catequesis en el Colegio, y que están destinadas, igualmente, en la Nunciatura.

A su llegada al Colegio, el Nuncio fue recibido por el padre Sidders, y los otros sacerdotes. Siguiendo una antigua tradición romana, se le acercaron dos platos con sal y pan, para que se sirviera; luego de lo cual la comitiva se dirigió hacia la Capilla del establecimiento, para un momento de Adoración al Santísimo Sacramento. Pocos minutos después, se emprendió el recorrido.

Los peregrinos partieron desde la cancha de fútbol, que da sobre el hipódromo, en 116 y 44. Encabezó la columna la imagen de San Vicente de Paúl. Y la Banda del Colegio, con trajes históricos, interpretó distintos temas religiosos y patrios. Igualmente, se rezó el Santo Rosario. Con banderas de Argentina, del Vaticano, de Suiza y hasta del cantón donde nació el Nuncio, el centro platense lució un colorido y un clima festivo no frecuentes.

La marcha tomó por calle 1 hasta 51; y, desde ahí, hasta la Catedral. Por el camino se pasó frente a distintos edificios públicos, como el Ministerio de Seguridad, la Gobernación, y la Cámara de Diputados, entre otros.  Empleados y funcionarios, incluso, buscaron tomar fotografías; y no faltaron, por cierto, las actualísimas selfies. «Ver esta cantidad enorme de niños por las calles, viviendo su fe con espontaneidad y alegría, me tocó bien hondo -confesó uno de ellos-. Estaba un poco alejado de la Iglesia. Pero esto me tiene que llevar a un replanteo».

El cruce de la Puerta Santa y la indulgencia

A su llegada a la Catedral, la peregrinación fue recibida por el Obispo auxiliar de La Plata, Mons. Nicolás Baisi; quien volvió a explicar el significado de cruzar la Puerta Santa, y ganar la indulgencia plenaria del Jubileo de la Misericordia. Seguidamente, se ingresó al templo, y comenzó la Santa Misa.

Mons. Tscherrig dijo «estar muy emocionado por haber peregrinado con ustedes. Les traigo el saludo y la bendición del Papa Francisco, con quien estuve hace pocos días. Sé que estuvieron preparándose muy bien para este día; confesándose, profundizando en la misericordia de Dios, y comprometiéndose a vivir con alegría como verdaderos cristianos. Que el Señor recompense todo el trabajo de sus sacerdotes, maestros, catequistas y de todo el personal del colegio».

Por su parte, en la homilía, Mons. Aguer, agradeció el gesto del Nuncio. Y les pidió a los niños y jóvenes que «así como hoy lo hicieron por las calles de La Plata; con la misma alegría, y el mismo fervor, no tengan vergüenza nunca de mostrarse como verdaderos cristianos. La misericordia de Dios para con nosotros es el perdón de los pecados; nuestra misericordia con los demás es el cuidado de los pobres. ¡Cuánta pobreza tenemos hoy en Argentina!. Y la peor de todas la sufren quienes no tienen a Dios. ¡Anuncien siempre a Jesús, vivan como verdaderos amigos de él!. ¡Y hoy, que son chicos, comprométanse, para que, cuando sean grandes, trabajen en serio por un país de misericordia!…».

Concluida la Misa, el Nuncio, los obispos, los sacerdotes, las religiosas y los directivos del Colegio se dirigieron a la Curia. Allí el representante papal volvió a reconocer todo el trabajo realizado. Y pidió, muy especialmente, que «se trate de dar mayor participación en la comunidad educativa a los abuelos. En estos tiempos tan difíciles de las familias, su presencia para escuchar y guiar a los niños es fundamental».

Próximo a los 120 años

El Colegio San Vicente de Paul nació por iniciativa de las Damas Vicentinas, con la aprobación de Mons. Federico J. Rasore, en 1898. En el discurso durante la ceremonia de colocación de la piedra fundamental, decía Mons Rasore: “(…) La primera piedra de un edificio modesto, el futuro que nace del presente. El pasado de sacrificios y dolores que se esfuma con las lágrimas del regocijo. Son las valientes, las abnegadas hijas de San Vicente de Paúl que echan el fundamento de una institución de verdadera caridad cristiana. Cristiana, es decir la caridad que se practica sin ruido y con modestia, la que visita al enfermo en su desolada mansión de miseria y tristeza, la que le lleva el bono de alimento y el consuelo y la paz».

Las Damas Vicentinas pidieron la colaboración de los Hermanos Maristas, quienes en 1907 trajeron todo cuanto era menester para la enseñanza de Oficios, y para la enseñanza escolar misma. Nacía entonces la Escuela como Asilo para varones, y Escuela de Artes y Oficios San Vicente de Paúl. Uno de sus alumnos, en esos años, fue el famoso periodista Bernardo Neustad; quien siempre recordaría, a lo largo de la vida, su paso por el Colegio.

En 1958 las Damas Vicentinas transfirieron el conjunto de los Colegios al Arzobispado de La Plata. Fue entonces Mons. Roberto Lodigiani quien se hizo cargo de la continuidad de la obra.

Ya existían la Escuela Primaria –de doble escolaridad- y la Secundaria con dos modalidades: Técnica y Comercial. El crecimiento de la Escuela hizo que se independizara el Jardín de Infantes, hoy llamado «San Bernardo de Claraval».

En el 2000 el Arzobispo de La Plata, Mons. Héctor Aguer, unificó las Escuelas bajo el nombre de Unidad Educativa Mons. Lodigiani; rindiendo homenaje de este modo a quien por largos años dedicó sus esfuerzos en esta obra evangelizadora. La unidad reúne: Jardín de Infantes «San Bernardo de Claraval»; Educación Primaria, Escuela Secundaria  Técnica, Instituto Comercial San Vicente de Paúl, y el Instituto de Educación Superior –con la Escuela de Servicio Social Cáritas-, que ha incluido la Tecnicatura en Seguridad e Higiene y Control Ambiental Industrial; y ya ha logrado las correspondientes articulaciones con la Universidad.

Tanto el Jardín como la primaria tienen como característica la Jornada Completa; lo que en otro tiempo eran los medio pupilos, y luego pasó a llamarse de Doble Escolaridad. En el turno vespertino funcionan los diversos cursos de Formación Profesional, además del Instituto de Educación Superior. Se dictan cursos de Formación Profesional, con distintas especialidades: Carpintería, Electricidad, Herrería, Instalador de Gas, Plomería, Refrigeración, Soldadura y Tornería. Participa de estos cursos un grupo muy heterogéneo de alumnos, desde adolescentes a adultos de diversas edades; profesionales que buscan desarrollar habilidades en los oficios; y adultos que desean insertarse rápidamente en el mercado laboral.

El alumnado de la totalidad de los colegios ronda los 2.500 alumnos; y entre Directivos, Docentes y No Docentes, el personal supera los 300 empleados. Baste pensar que almuerzan en la Escuela más de 1.000 alumnos, además de un centenar de adultos, involucrados en la educación de los mismos.

Cada día se cuenta con el beneficio de la Celebración Eucarística, en la que puede participar un grupo determinado; dado el espacio pequeño de la Capilla, y aquellos adultos que lo deseen. Mensualmente se celebra cada Primer Viernes de mes; y hay celebraciones especiales en las fiestas litúrgicas más destacadas. Los niños y jóvenes del Colegio pueden acceder, todos los días, al sacramento de la Reconciliación; gracias a los varios sacerdotes que colaboran en la Capellanía. Los alumnos tienen, también, activa participación en distintos espacios de apostolado diocesanos como Pascua Joven, Hoja de Ruta, Aventura, Creo para entender, y Misión Juvenil Arquidiocesana, entre otros.

En la actualidad las Escuelas San Vicente de Paúl continúan desarrollando sus actividades bajo la solicitud pastoral del Arzobispo de La Plata, con el anhelo de “que todo el quehacer educativo sintetice los valores de la fe católica y de cultura y civilización, que los institutos dependientes de la Iglesia deben conservar y transmitir”, a fin de “formar la personalidad cristiana del alumnado, y dotar de un sentido católico a toda la actividad escolar, docente y de investigación”.

 

 

 

 

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