Tres Puntitos del Domingo 7 de enero de 2024
Fiesta del Bautismo del Señor Ciclo B – Domingo 7 de enero de 2024
Primera lectura: Is 55,1-11
Salmo: Is 12,2-4bcd.5-6
Segunda lectura: 1Jn 5,1-9
Evangelio: Mc 1,7-11
Este Domingo clausuramos el tiempo de Navidad con la celebración del Bautismo del Señor. Continuando con este tiempo de manifestación, de revelación de Dios al mundo, hoy en la teofanía del Jordán, la voz del Padre nos da conocer a su Hijo muy querido.
El bautismo de Juan es un rito de purificación exterior, al que Jesús se somete sin tener necesidad de hacerlo porque en Él no hay pecado. Sin embargo se da aquí una vez más la solidaridad de Dios con la humanidad pecadora expresada claramente en la celebración de la Navidad.
En este misterio de la vida de Jesús se da místicamente el increíble paso del rito del bautismo de purificación al Santo Sacramento del Bautismo. En este caso no son las aguas las que purifican a Jesús, sino que es Jesús quien santifica las aguas para dar lugar a la vida nueva de los hijos de Dios. Dice el Catecismo de la Iglesia en el número 536: Las aguas fueron santificadas por el descenso de Jesús y del Espíritu como preludio de la nueva creación”. San Máximo de Turín en el siglo V se pregunta y responde: “¿Por qué quiso bautizarse, si es santo? Escucha: Cristo se hace bautizar, no para santificarse con el agua, sino para santificar el agua y para purificar aquella corriente con su propia purificación y mediante el contacto de su cuerpo. Pues la consagración de Cristo es la consagración completa del agua.
Celebrar el Bautismo de Cristo es tener memoria agradecida de nuestro propio bautismo: liberación del pecado y presencia poderosa de Dios en nuestros corazones que nos hace sacerdotes, profetas y reyes como dice la oración de unción con el Santo Crisma en la celebración del sacramento del Bautismo. Teniendo en cuenta estos tres efectos del sacramento propongo tres puntos sintetizado en estas tres palabras: SACERDOTES, PROFETAS, REYES.
1. Por el BAUTISMO somos SACERDOTES
2. Por el BAUTISMO somos PROFETAS
3. Por el BAUTISMO somos REYES
1. Por el BAUTISMO somos SACERDOTES
Por el Bautismo todos participamos del SACERDOCIO común de los fieles, que no es el SACERDOCIO ministerial que se otorga por otro sacramento. Este último es propio de los que habitualmente llamamos SACERDOTES, más propiamente presbíteros, “curas”, “ministros ordenados”, “padres”… El SACERDOCIO común nos consagra y nos da la capacidad de ofrecer todo lo que vivimos al Padre eterno. La forma más concreta de ser SACERDOTES es intercediendo ante Dios, es decir presentando al Altísimo todo lo que toca nuestra vida: la bueno y lo malo, lo personal y lo comunitario, lo propio y lo ajeno, lo que tiene que ver con la Iglesia y lo que es del mundo, lo que acontece en mi entorno y lo que ocurre en el otro extremo del planeta…
¿Ejercito desde mi Bautismo el SACERDOCIO común de los fieles? ¿Presento en oración al Señor todo lo que acontece en mi vida, en mi familia, en mi ambiente, en la Iglesia y en el mundo? ¿Soy un buen “intercesor”? ¿Elevo a Dios oraciones por toda la realidad que acontece en mi entorno? ¿Soy capaz de orar con fe incluso por aquellas situaciones que pareciera que no tienen solución…?
2. Por el BAUTISMO somos PROFETAS
Por el Bautismo somos PROFETAS. La etimología de esta palabra tiene su complejidad, pero aquí la podríamos sintetizar como “hablar en nombre de otro”. En nuestro caso hablar en nombre de Dios, del único PROFETA con mayúsculas. Anunciar su Palabra, su presencia en nuestro mundo y nuestra historia. Dar a conocer a toda la humanidad su amor y su misericordia. Esto implica no predicarnos a nosotros mismos sino la Palabra de Dios que nos supera y nos trasciende. En medio de las coyunturas de la vida cotidiana ser PROFETA implica predicar la verdad, la esperanza, la paz, la misericordia, la justicia y todos los valores que nos vienen de Dios.
¿Soy por el Bautismo PROFETA de Dios en mi vida cotidiana? ¿A quiénes de forma particular deberé anunciarles la Palabra de Dios? ¿Qué verdades de nuestra fe deberé proclamar con todas mis fuerzas y con más claridad: amor, esperanza, alegría, compromiso, justicia, solidaridad, perdón, escucha, religiosidad…?
3. Por el BAUTISMO somos REYES
Por el Bautismo somos REYES. Esta imagen se toma del Primer Testamento y se refuerza en el Nuevo. ¿Qué elemento simbólico se toma del REY? La capacidad de conducir, gobernar, REINAR… Tomando también la imagen del pastor y servidor podríamos decir la capacidad de pastorear sirviendo. El Bautismo nos da la capacidad REAL, REGIA de conducirnos y conducir a los demás según los valores del REINO de Dios. Aquello que anunciamos proféticamente debe encarnarse en la vida sabiendo y buscando conducirnos y conducir según el mensaje del Evangelio. Como padres y madres, hermanos y amigos, tíos y abuelos, docentes y responsables de la pastoral somos “REYES”, es decir buscamos conducir, gobernar, guiar, REINAR, pastorear, servir de tal manera que aquellos que acompañamos puedan llegar a la vida nueva de los hijos de Dios.
¿A quiénes tengo que “conducir” en este momento de mi vida? ¿Quiénes me encomienda el Señor para que lleve a los «pastos verdes y el agua fresca»? ¿Cómo estoy ejercitando mi pastoreo, mi función REGIA en la vida cotidiana? ¿Tengo claro hacia dónde debo conducir o estoy un poco confundido en este punto? ¿Soy “creativo” a la hora de pastorear y servir en mi función bautismal REGIA-REAL?
+Mons. Gabriel Mestre
Arzobispo de La Plata
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