El Pbro. Fabio Lauria analizó la tragedia de los migrantes y la indiferencia del mundo
Cada 6 de julio, se conmemora un nuevo aniversario de la visita del Papa Francisco a la isla italiana de Lampedusa, puerta de Europa en grandes éxodos masivos de migrantes durante la Primavera Árabe.
Al realizar su primer viaje apostólico a ese lugar, el Papa Francisco puso en su justo lugar la situación trágica que viven millones de personas en el mundo, que deben abandonar sus hogares, sus países y sus familias por situaciones de pobreza, de guerra y persecución.
Al recordar esta fecha, el padre Fabio Lauria, Secretario Ejecutivo de la Comisión Episcopal de la Pastoral de los Migrantes e Itinerantes, consideró oportuno referirse nuevamente sobre la situación de los migrantes, que al salir de su país, “en lugar de encontrar brazos abiertos, encuentran rechazo o más violencia y que sólo se explica por la indiferencia de los poderosos”.
Con motivo de la publicación del mensaje para la Jornada Mundial del Migrante y Refugiado, que se celebrará el próximo 29 de septiembre, el Papa difundió un mensaje en video donde dijo: “No se trata sólo de migrantes: se trata de no excluir a nadie. El mundo actual cada día es más elitista y cada día es más cruel con los excluidos”. “El desarrollo exclusivista hace que los ricos sean más ricos y los pobres más pobres. El auténtico desarrollo es aquel que pretende incluir, es inclusivo, pretende incluir a todos los hombres y mujeres del mundo, promoviendo su crecimiento integral, y preocupándose también por las generaciones futuras”, añadió el Santo Padre.
Asimismo, Lauria reflexionó sobre las “Lampedusas” argentinas: “Las fronteras y también las ciudades, esos lugares donde no se encuentra la protección ni los derechos mínimos para la vida, donde existen dificultades de integración, mucha tristeza y depresión, son las “Lampedusas” de nuestra patria”.
“Estas fechas son necesarias para entender que nadie migra porque quiere. Se migra porque la vida está en riesgo. Cuando los migrantes se topen con muros, encontrarán alas, o si no tienen barcas, cruzarán nadando. Harán lo posible en búsqueda de un futuro mejor”, subrayó el padre Lauria.
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