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Los Tres Puntitos del Arzobispo Gabriel para el domingo 14 de enero

El Arzobispo Gabriel Mestre compartió los tres puntitos para este domingo 14 de noviembre y propuso reflexionar en torno a las lecturas a partir de tres palabras: Deseo, Encuentro, Transformación:

 DESEO: “¿Qué quieren…?”

Qué DESEO de cara a la vida, a mi vida, a mis valores. Tengo que descubrir qué hay dentro de mi corazón y dejarme hacer la pregunta de Jesús. ¿Cuáles son los DESEOS más profundos de mi corazón? ¿Qué estoy anhelando hoy?

ENCUENTRO: “¿Dónde vives?… Vengan y lo verán…”

El discipulado cristiano se define por un ENCUENTRO, por el ENCUENTRO con el Mesías, Jesucristo, el Hijo de Dios.

¿Cómo puedo acrecentar mi vida de ENCUENTRO vital personal con Dios? 

TRANSFORMACIÓN: “Tú eres… Tú te llamarás…”

La mirada del Señor, como ocurre con Pedro, también hoy a nosotros nos TRANSFORMA y nos cambia la vida para bien de una vez para siempre. ¿Me dejo TRANSFORMAR por el encuentro con Jesús? 

Lectura completa debajo:


Primera lectura: 1Sam 3,3b-10.19

Salmo: Sal 39,2.4ab.7-10

Segunda lectura: 1Co 6,13c-15a.17-20

Evangelio: Jn 1,35-42

         Ya estamos transitando el tiempo litúrgico llamado Durante el Año u Ordinario. Sin embargo, comenzamos no con el Evangelio de Marcos, que vamos a leer de forma semi-continua a lo largo de este año, sino con un texto del Evangelio de Juan. El Documento de Aparecida del Episcopado Latinoamericano y el Caribe del año 2007 tiene una preciosa síntesis que es como una suerte de pequeño comentario de Jn 1,35-42:

DA 244La naturaleza misma del cristianismo consiste, por lo tanto, en reconocer la presencia de Jesucristo y seguirlo. Ésa fue la hermosa experiencia de aquellos primeros discípulos que, encontrando a Jesús, quedaron fascinados y llenos de estupor ante la excepcionalidad de quien les hablaba, ante el modo cómo los trataba, correspondiendo al hambre y sed de vida que había en sus corazones. El evangelista Juan nos ha dejado plasmado el impacto que produjo la persona de Jesús en los dos primeros discípulos que lo encontraron, Juan y Andrés. Todo comienza con una pregunta: “¿Qué buscan?” (Jn 1,38). A esa pregunta siguió la invitación a vivir una experiencia: “Vengan y lo verán” (Jn 1,39). Esta narración permanecerá en la historia como síntesis única del método cristiano.

         A la luz de la Palabra de Dios escrita de este Domingo y de Aparecida propongo tres puntos para nuestra reflexión, resumidos en tres palabras: DESEO, ENCUENTRO, TRANSFORMACIÓN.

1.     DESEO: “¿Qué quieren…?”

2.     ENCUENTRO: “¿Dónde vives?… Vengan y lo verán…”

3.     TRANSFORMACIÓN: “Tú eres… Tú te llamarás…”

1.     DESEO: “¿Qué quieren…?”

Se podría traducir mejor por “¿qué buscan?”. Por extensión: ¿Qué anhelan?, ¿qué DESEAN? La pregunta que Jesús nos hace hoy para entrar en nuestra interioridad, para descubrir cuáles son nuestros DESEOS más profundos. Qué DESEO de cara a la vida, a mi vida, a mis valores. Tengo que descubrir qué hay dentro de mi corazón y dejarme hacer la pregunta de Jesús. Somos invitados a tomar contacto con nuestros DESEOS buenos, más o menos y, también, DESEOS malos. Uno podría transformar el refrán popular, retraducirlo para este tema y decir: Dime que DESEAS y te diré quién eres.

¿Cuáles son los DESEOS más profundos de mi corazón? ¿Qué estoy anhelando hoy? ¿Qué busco, en definitiva, con lo que hago o dejo de hacer en mi vida? ¿Qué lugar ocupa Dios en mis búsquedas cotidianas? ¿Hacia dónde tiende mi vida? ¿De qué cosas tengo hambre y sed en mi corazón hoy? ¿Qué quiero y DESEO de mi futuro?

2.     ENCUENTRO: “¿Dónde vives?… Vengan y lo verán…”

La pregunta de los discípulos es vital y la respuesta de Jesús es más vital todavía. Ellos no le preguntan cuál es su doctrina, cuáles son sus exigencias… Le preguntan dónde vive, dónde habita. El Señor no les responde señalando un lugar, un espacio concreto sino que los invita a tener experiencia personal de ENCUENTRO con Él. Esta es la clave para ser cristiano: un ENCUENTRO vital. Dirá magistralmente el Papa Benedicto XVI: No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el ENCUENTRO con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva (DCE 1b). El discipulado cristiano se define por un ENCUENTRO, por el ENCUENTRO con el Mesías, Jesucristo, el Hijo de Dios.

Mi religiosidad: ¿Es vital?, ¿o tiende a ser solo “formal”? Mi vida de oración: ¿Está marcada por el ENCUENTRO personal con el Señor?, ¿o acentúa solo determinadas doctrinas y preceptos que debo cumplir? ¿Cómo puedo acrecentar mi vida de ENCUENTRO vital personal con Dios? ¿Predomina en mi espiritualidad “hacer experiencia de ENCUENTRO con el Señor”?

3.     TRANSFORMACIÓN: “Tú eres… Tú te llamarás…”

Jesús le cambia el nombre a Simón, ahora se llamará Kefas. Como ocurre en varios textos de la Escritura, el cambio de nombre implica una misión que TRANSFORMA totalmente la vida del verdadero discípulo del Señor. La mirada del Señor, como ocurre con Pedro, también hoy a nosotros nos TRANSFORMA y nos cambia la vida para bien de una vez para siempre. Aquí está presente la conversión inicial, la conversión primigenia y, también la conversión cotidiana, la que se da de forma constante y se sostiene por la gracia de Dios en el día a día. Como dice el Documento de Aparecida, el proceso de deseo y encuentro que termina en la TRANSFORMACIÓN es la síntesis única del método cristiano. Por eso no lo olvidemos: DESEO, ENCUENTRO, TRANSFORMACIÓN.

¿Me dejo TRANSFORMAR por el encuentro con Jesús? La experiencia de encuentro personal con el Señor: ¿Me cambia la vida para bien? ¿Estoy en verdadero camino de conversión? ¿Dejo que la gracia de Cristo me sostenga y rescate en mi proceso de conversión? ¿Busco vivir la dinámica del deseo, el encuentro y la TRANSFORMACIÓN como síntesis de mi vida cristiana?

+Mons. Gabriel Mestre
Arzobispo de La Plata

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