150 años de la Fundación de la Congregación de las Hijas de Jesús
Este miércoles 8 de diciembre, en la solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María, el Obispo Auxiliar de La Plata, Mons. Alberto Bochatey O.S.A, presidió la celebración Eucarística en el marco de los 150 años de la Fundación de la Congregación de las Hijas de Jesús. Concelebraron junto al obispo, el Capellán del Colegio Eucarístico, Pbro. Cristian Agüero, el Padre Rogelio Del Piero, Capellán de la Comunidad de las Hermanas y el Pbro. Gustavo Cicchino, párroco de Ntra. Sra. Del Valle.
La Congregación, fundada por la Madre Cándida el 8 de diciembre de 1871, confiaba en emprender “lo que Dios quiere”. Junto a otras cinco mujeres en Salamanca, una de las ciudades universitarias más importantes del siglo XIX, comenzó una ventura para ellas, quienes iniciaban un camino de entrega, de compromiso y de santidad que había sido confirmado por la Iglesia.
Al inicio de la celebración, alumnos y alumnas del Nivel Primario se dirigieron en procesión hacia el altar con banderas de 18 países, representando y recordando los lugares en donde la congregación tiene presencia en el resto del mundo. También ingresaron Hijas de Jesús representando a España, donde tuvo sus orígenes la Congregación y colocaron en el altar el IESUS, símbolo que identifica a las Hijas de Jesús del resto de las personas, condensando el sentido de su congregación a Dios que es Jesús.
En la Homilía, Mons. Bochatey destacó que “parte de nuestra fe es celebrar. De hecho estamos en el altar celebrando la Eucaristía y celebrando nada más ni nada menos que a nuestra Madre, la Virgen Santísima, su misterio de vida, la Inmaculada Concepción”.
Luego, recordó que “si hay algo que es claro en el plan de Dios es que nos ama como hijos” y por eso “Santa Cándida no se equivocó en elegir el nombre de ‘Hijas de Jesús’”, sostuvo Mons. Bochatey, quien agregó que la madre fundadora “eligió maravillosamente dos palabras que resumen toda nuestra salvación: Jesús, el Verbo hecho carne, y el vínculo, la filiación, hijas de Dios, de Jesús, de Dios hecho carne”.
“Y ese es el vínculo grande que tenemos en la vida, un vínculo del cual no nos equivocamos y que no se puede destruir”, exclamó Mons. Bochatey, que remarcó que “no se puede destruir la filiación”.
Ese vínculo, subrayó, “se refuerza como cuando al inicio veíamos a los niños en esta procesión hermosa de las banderas haciendo presente la universalidad del carisma, de la congregación, de la presencia de las hermanas en el mundo”. “Eran todos niños y niñas, hijos de papás y mamás que han querido que ellos estén aquí, que han elegido, no solo un colegio, sino que han elegido que sus hijos tengan el vínculo con Dios y a través del carisma de la congregación”, agregó.
Dirigiendo su mirada a las hermanas presentes, el obispo dijo que “es justamente esta presencia la que cuenta y no enfocarnos en que somos pocas o que tenemos enfermedades que nos dificultan, sino que estamos presentes, que tenemos un carisma y que tenemos 150 años de vida en los que seguimos dando de forma rejuvenecida”. “Eso es lo que también agradecemos en la Arquidiócesis de La Plata, su presencia, el colegio y la comunidad”, valoró.
Señaló también que “la Madre Cándida nos enseña a ser santos y esa es la única preocupación que tenemos que tener, nuestra santidad. Porque esa santidad nos habla entonces de comunión, de camino, de escucha, de misericordia. De toda nuestra vida”.
Finalmente, aseguró que “150 años de vida de una congregación habla también de muchas santas, porque no hubiera sido posible a la fecha de hoy si no hubiera habido muchas hermanas santitas por ahí, que a lo mejor la iglesia nunca las va a reconocer o que a veces no nos acordamos el nombre, pero hicieron su obra de santidad y eso es lo que cuenta”. “Tenemos que agradecer que hubo hermanos y hermanas nuestras antes, que cuidaron el carisma y lo hicieron llegar”, comentó.
Luego de la homilía, las Hijas de Jesús, queriendo hacer memoria de la historia de estos 150 años, presentaron dos libros a los pies del altar. Uno de ellos recoge el inicio de la historia de la congregación, mientras que el otro, la determinación de la última congregación general, que presenta las llamadas y las urgencias que hoy los laicos de Jesús “estamos invitados a priorizar en la misión, como familia de la Madre Cándida”, explicaron.
También, representantes del Centro de Exalumnos llevaron al altar los nombres de todas las personas que durante el día de hoy celebraron su aniversario de egreso, especialmente los 25, 50 y 60 años, como entrega generosa y acción de gracias por todos los años vividos y compartidos en comunidad.
Por su parte, la Superiora de la Comunidad Hijas de Jesús, Hna. Analía Moschen, destacó dos palabras a través de las cuales buscó expresar lo que ha significado esta experiencia y todo el año jubilar en el que “nos fuimos preparando para celebrar estos 150 años de fundación”: Gratitud y Familia.
En ese sentido, explicó que la primera es porque “reconocemos que está viva la herencia carismática que recibimos de las Hijas de Jesús y hoy compartimos con tantas personas donde el carisma fue tomando rostro propio en los diferentes lugares, épocas y culturas”, así como también se debe a “la fidelidad cotidiana y escondida de tantas Hijas de Jesús y Laicos que han hecho posible que este carisma, este Don llegue hasta nuestros días”.
En tanto, la segunda palabra recuerda que “esta fue la experiencia de Cándida aquel 2 de abril de 1869, donde recibió la Inspiración Carismática. Contemplando aquel retablo de la Sagrada familia, esa experiencia, ese camino, está hoy llamado a renovarse desde este ser Familia de la Madre Cándida y siendo testimonio de ese vínculo de unión”.
Por su parte, sobre el final de la celebración, hubo un extensivo agradecimiento a todas las personas que conforman el Coro, el cual celebró también su 10° aniversario de vida, como así también a todas las familias, alumnos, y exalumnos que estuvieron presentes, personal docente y no docente y todas aquellas personas que colaboraron para realizar esta hermosa celebración y que será por siempre portada en la memoria y en los corazones de todos los que integran la comunidad.
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